Las emociones son parte de nuestra base biológica de diálogo con el mundo. Entonces, ¿cómo actúan frente a los trastornos de la conducta alimentaria?
“Las emociones son nuestras aliadas en la vida. Ellas son las que nos dan las señales de lo que favorece o no a nuestra existencia. De lo que vale reeditar en la vida o hay que evitar; de lo que es necesario elaborar para poder seguir caminando, lo que nos desafía a buscar nuevas posibilidades o es necesario enfrentar para realizar un cambio que beneficie nuestra salud. Son las emociones las que nos motivan a actuar como lo hacemos”, explica Paulina González, psicóloga clínica del Centro de Nutrición y Enfermedades Metabólicas de Clínica Las Condes.
La especialista de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria en el adulto indica que el mensaje emocional implica señales corporales, a veces muy intensas. Aquí, en el conocimiento y reconocimiento de las emociones, así como en su regulación, está involucrada cada persona con sus características particulares, y las experiencias que tenga en su entorno. En esta interacción aprenderá a reconocer, comprender y canalizar sus emociones adecuándose a cada situación.
“La historia personal siempre tiene heridas. Sensibilidades emocionales, desde las que se reacciona (a impulsos internos, o estímulos externos), produciendo una forma particular de moverse en el mundo”, dice.
Por otro lado, agrega que “Desde el dolor, se gestan patrones a veces repetitivos de respuesta. Estos patrones pueden empobrecer la experiencia vital si no se trabajan conscientemente. Sólo la elaboración consciente, permite volver a la fluidez de la vida y generar respuestas alternativas a las realizadas en el tiempo”.
Riesgos
La
dificultad en la regulación afectiva, tanto en la conciencia de las emociones como en su canalización adaptativa, son
factores de riesgo de múltiples trastornos psicológicos.
Las investigaciones indican que
las personas que presentan anorexia, bulimia y atracones, manifiestan dificultad en estos aspectos. Aquí, la especialista indica que sin regulación, hay limitación de las vivencias en aspectos esenciales para la vida, con consecuentes repercusiones para la salud e integridad de la persona. “Tanto en la bulimia como en los atracones los hallazgos
indican una conexión entre conducta alimentaria y alivio del malestar emocional. Cuando esto ocurre, se asocia con patrones que mantienen el TCA en el tiempo”, añade.
De este modo,
el manejo emocional restringido, los patrones repetitivos vinculados a la conducta alimentaria, la asociación entre conducta alimentaria y malestar emocional, son señales de alerta suficientes como para pedir ayuda.
“Mientras antes se reestablezca la conciencia, comprensión y canalización de las emociones, la fluidez adaptativa de éstas, y se desacople la conducta alimentaria del malestar emocional,
mejor pronóstico en el restablecimiento de la salud”, finaliza Paulina.