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Ginecología y Obstetricia

Programa de Control Prenatal

El objetivo principal del programa de control prenatal que se realiza en la Unidad de Medicina Materno Fetal es asegurar a la paciente embarazada el mejor control médico del embarazo.

Para lograr dicho objetivo, se realizan controles periódicos para prevenir riesgos y detectar precozmente aquellas condiciones que pueden condicionar mayor complejidad al embarazo y eventualmente alejarlo de su curso normal.

Se solicitan exámenes de laboratorio generales y propios de la especialidad, que permiten evaluar la condición materna y fetal. De este modo, y a medida que transcurre el embarazo, el control prenatal permitirá enfrentar el parto en las mejores condiciones posibles.
 

Patologías más frecuentes

Todas requieren de un control especializado con distintos exámenes, así como de una evaluación seriada de la condición fetal.


Hipertensión arterial (preeclampsia)
 

Supone un aumento en la cifra de presión arterial por sobre los valores normales. Se distinguen distintos tipos de hipertensión arterial, según el momento de presentación, severidad y compromiso de otros órganos. Entre los síntomas más frecuentes están el dolor de cabeza (cefalea) y la hinchazón de pies y manos (edema). Para confirmar el diagnóstico, se realizan exámenes de sangre (hemograma con plaquetas, perfil bioquímico y orina de 24 horas). El tratamiento dependerá de la severidad del cuadro médico.


Diabetes gestacional
 

Es un diagnóstico que se realiza en base a la alteración de un examen de sangre: la curva de tolerancia a la glucosa, que se solicita a las pacientes embarazadas entre las 22 y las 28 semanas. En general, no hay síntomas clínicos importantes, aún cuando puede haber un aumento exagerado del peso materno, así como del volumen de líquido amniótico. El tratamiento es basado en un régimen de alimentación con restricción de azúcares.


Amenaza de parto prematuro
 

Se sospecha cuando aparecen contracciones uterinas regulares y de intensidad variable, acompañada por cambios en el cuello uterino, antes de las 36 semanas de embarazo. Enfrentados al diagnóstico, se debe realizar algunos exámenes a la madre principalmente orientados para descartar infección y un registro de la frecuencia cardíaca fetal y de las contracciones uterinas (monitoreo basal). El tratamiento supone hospitalización y medicamentos para suprimir las contracciones uterinas y así avanzar en edad gestacional y evitar la prematurez.


Restricción del crecimiento fetal (RCIU)
 

Este diagnóstico se sospecha cuando la estimación del peso fetal es menor que la esperada para la edad gestacional. Es producido por distintas causas, entre las que destacan la hipertensión arterial y el bajo peso materno, algunas infecciones congénitas, trombofilias y genopatías. Debe investigarse la causa subyacente y evaluarse de manera estricta la condición fetal. Según ésta y la edad gestacional al momento del diagnóstico, puede plantearse el momento y la vía del parto.


Exámenes que se solicitan

Exámenes de laboratorio
 

Éstos son: hemograma, perfil bioquímico, grupo y Rh, VDRL, HIV, orina completa y urocultivo. Si existen antecedentes de enfermedades previas, se solicitará lo pertinente a éstas.

Entre la semana 22 y 28 se solicita una curva de tolerancia a la glucosa (CTG) para descartar diabetes gestacional. En la semana 35 a 37 se toma una muestra de secreción vaginal para cultivo bacteriológico corriente y para estreptococo grupo B u otro germen potencialmente patógeno para el recién nacido, de modo de tratarlo como corresponde.


Exámenes de ultrasonido 2D/3D/4D con doppler color (ecografía)
 

Según la edad gestacional en la que se efectúa, permite información relevante para el buen control prenatal. En el primer trimestre, informa de la ubicación del embarazo (por ejemplo, embarazo ectópico), confirma la edad gestacional y la vitalidad embrionaria y si se trata de un embarazo único o múltiple. También permite analizar el útero y los ovarios, la anatomía fetal y la calidad de la circulación útero placentaria.

Estos dos últimos aspectos, además de la localización placentaria y el volumen de líquido amniótico, se vuelven a observar con detención en una segunda ecografía entre las 19 y las 23 semanas.

Por último, entre las 30 y 33 semanas, se realiza un tercer examen que permite evaluar con mucha exactitud el crecimiento fetal y el ambiente intrauterino del momento (perfil biofísico fetal).

La ecografía es un elemento de apoyo fundamental para la ejecución de algunos procedimientos invasivos por ejemplo, la biopsia de vellosidad corial, la amniocentesis y la cordocentesis. También en algunas terapias intrauterinas como la transfusión fetal intrauterina, la punción de quistes fetales y como apoyo en algunas técnicas de cirugía fetal.


Registro electrónico de la frecuencia cardiaca fetal
 

El monitoreo basal registra la actividad cardiaca fetal y la actividad uterina (contracciones uterinas). Se realiza desde la semana 28 y, junto con la ecografía y el examen clínico, constituyen los pilares de la evaluación fetal durante el embarazo.

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