Trastornos del lenguaje

El lenguaje no comienza con las primeras palabras. Existen habilidades prelingüísticas que se adquieren previamente y que es necesario observar y estimular.


Los problemas del habla suelen ser más compl

A diferencia de los trastornos del habla, donde el problema generalmente radica en la emisión o articulación de las palabras (en su mayoría, debido a dificultades motoras), en los trastornos del lenguaje existe algo más complejo. Es que de acuerdo a lo que sostiene la doctora Isabel Margarita López, neuróloga infantil de CLC, el lenguaje implica una serie de procesos que requieren de funciones cerebrales importantes.

“No tiene que ver sólo con escuchar, sino también con entender, procesar lo recibido y elaborar una respuesta que sea acorde. El lenguaje se relaciona estrechamente con los procesos de desarrollo de pensamiento”, advierte.

La profesional subraya que en las etapas de adquisición del habla es frecuente observar dislalias (problemas para pronunciar algunas palabras). Por ello, hasta los cuatro años se acepta que no pronuncien bien algunas letras -la ‘r’, por ejemplo- lo cual corresponde a dislalias simples.

"En esta primera etapa es absolutamente normal que los niños no hablen bien (dificultades fonológicas), lo cual tiene por lo general muy buen pronóstico ya que en caso de mantenerse por un tiempo se puede tratar adecuadamente con la ayuda de fonoaudiólogos”, agrega la especialista.

Más allá de los problemas fonológicos, existe otro tipo de trastornos que los padres deben detectar a tiempo para tratarlos en forma temprana.

Los papás no tienen que pensar siempre que sus hijos son flojitos o regalones y que por eso no hablan, porque hablar es una tendencia biológica e innata del ser humano. Los niños que presentan trastornos expresivos del lenguaje pueden no producir lenguaje hablado o no hacerlo en forma suficiente. Por eso, es importante chequear su normal desarrollo desde los primeros meses de vida. En ese sentido, el control pediátrico es de suma relevancia para ir evaluando la adquisición progresiva de lenguaje. Si un niño no silabea, por ejemplo, ¿cómo va a llegar al año a decir una palabra?”, asevera la doctora López.

Si bien las anteriores suelen ser condiciones con buena respuesta a tratamiento, en el caso de los trastornos del lenguaje mixtos donde además de la expresión se compromete la comprensión hay algo más considerable de fondo.

“Se denominan también niños disfásicos quienes tienen un desarrollo de lenguaje comprensivo y expresivo significativamente menor a lo esperado para su capacidad intelectual. Son niños capaces de atender visualmente y de comprender las expresiones faciales y el lenguaje gestual, pero tienen mayor riesgo de presentar problemas de aprendizaje, por lo que un diagnóstico precoz y tratamiento oportuno mejora el pronóstico”, puntualiza la neuróloga.

De todas formas, la doctora López es enfática en advertir que un niño que no habla puede presentar problemas de sordera, en mayor o menor grado. “Al contrario de lo que uno pudiera pensar, no es tan fácil detectar a tiempo a un niño sordo, ya que cuando uno se dirige a los niños muchas veces ocupa gestos o expresiones con las manos, por lo que ellos igual pueden entender. Los niños con hipoacusia (disminución de la audición) pueden ser irritables, llorones, mirar mucho la cara de quien le habla y acercarse constantemente a las fuente sonoras”.

Para tener en cuenta

A los 2 años, 17% de los niños tiene retraso de lenguaje. Sin embargo, al entrar a Kinder esta cifra disminuye a sólo 7.4%. Estos problemas son en su mayoría fonológicos y no se relacionan a déficit cognitivo.



Desarrollo del Lenguaje (Fonológico - Sintáctico)


  • Fonación (primeros sonidos emitidos) 0-2 meses
  • Vocalización (ejemplo: “aaa”, “ooo”) 2-4 meses
  • Expansión (aumento de los sonidos emitidos) 4-6 meses
  • Silabeo reduplicado (ejemplo: “ta-ta”, “mi-mi”) 7-10 meses
  • Palabras (cuando tienen sentido: “mamá”) 12 meses
  • Frases simples (con una palabra indican una intención: “vamos”, “ven”, “más”) 2 años
  • Telegráfico (ejemplo: “mío tete”) 2 años y medio
  • Artículos, preposiciones plurales, 3 años

Con la colaboración de la especialidad de Neurología Infantil de CLC.