Cambios de presión en el avión

La presión en la cabina equivale a alturas de 1.800 a 2.500 metros sobre el nivel del mar. Ello puede provocar dolor de oídos y congestión a quienes sufren un resfrío, y para eso se recomienda tomar un descongestionante media hora antes de despegar.

Los niños también pueden experimentar esas molestias, porque las vías respiratorias son más pequeñas que las de los adultos.
Para aliviar el problema es conveniente comer caramelos o masticar chicle, especialmente en el despegue y el aterrizaje, cuando la presión cambia abruptamente.
Se aconseja que las guaguas usen chupete o tomen jugo o leche en mamadera. Aunque las condiciones de presión no tienen mayores repercusiones en personas sanas, sí deben consultar antes del viaje aquellas con enfermedad pulmonar crónica, sinusitis o anemia, pues quienes sufren esta última enfermedad tienen problemas para transportar el oxígeno, efecto que aumenta en alturas mayores.
Cuando la presión disminuye también se genera hinchazón. Antes y durante el vuelo, por lo tanto, hay que evitar las comidas que estimulen la producción de gases, como las cebollas, el brócoli o el repollo.