¿Qué es el bruxismo?

El bruxismo es una patología de los músculos que participan en la masticación, que relacionan directamente la mandíbula con el cráneo y que se caracteriza por un movimiento involuntario de ellos.

Esta patología, que se puede presentar en etapa de vigilia o sueño, se produce por diferentes causas. Se asocia a trastornos emocionales como el estrés, ansiedad y otras patologías más severas del sistema nervioso.

Otros elementos que pueden contribuir a esta condición son las sustancias estimulantes que interfieren con la higiene del sueño (té o café) y algunos fármacos antidepresivos o antipsicóticos. Patologías asociadas, como el reflujo gastroesofágico, también se consideran como predisponentes. Se sabe que está presente desde la niñez hasta la vida adulta, existiendo una disminución en el número de pacientes que la padecen a medida que avanzan en edad. Se describe que un niño tiene una prevalencia de 20%, en el adulto de 12% y en el adulto mayor de 3%.


¿Cómo sé si tengo bruxismo?


Los signos más comunes son el desgaste dentario excesivo y el dolor facial que habitualmente se localiza en las zonas donde están ubicados estos músculos.

En muchas ocasiones, los pacientes no tienen conciencia de esta patología, pero en general alguien cercano relata episodios de rechinamiento dentario durante la noche. Al rechinar, el desgaste dentario puede llegar a ser severo y el dolor facial puede volverse crónico y muy invalidante. Además, debido al compromiso de los músculos masticatorios, el dolor puede irradiarse provocando sintomatología de cefalea, es decir, dolor de cabeza. El ruido articular ubicado en la articulación témporo mandibular, también es un síntoma que se presenta en bruxismo no tratado.

Con respecto a los tratamientos, tienen directa relación con las causas. Sin embargo, por ser una patología multifactorial, en ocasiones no es fácil establecer una causa precisa. Muchas veces se utilizan planos de protección dentaria con el objetivo de disminuir las lesiones asociadas antes mencionadas.

En la actualidad, se venden planos de relajación en las farmacias, pero según los especialistas de Clínica Las Condes no son recomendables, pues es importante evaluar primero al paciente y tratar de determinar la causa del bruxismo, ya que no todos se tratan con planos de relajación. En caso de necesitar un plano, éste debe estar bien indicado y hecho a la medida por un especialista.

La toxina botulínica, más conocida como bótox, es una alternativa entre los tratamientos que existen, pero de ninguna manera es la solución, por lo que nunca se indica como tratamiento inicial. Por lo general, lo primero es un correcto estudio y diagnóstico por parte de un odontólogo especialista en trastornos temporomandibulares y dolor orofacial. En casos avanzados y, en aquellos pacientes que no responden bien al denominado tratamiento funcional, es posible pensar en algún tipo de tratamiento quirúrgico o infiltraciones musculares, lo que constituye la última etapa terapéutica y que realizan los cirujanos maxilofaciales.