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Otorrinolaringología

Cirugía Endoscópica Nasal (CEN)

Madre abraza a su hija pequeña, quien sonríe con sus brazos en el aire

El Servicio de Otorrinolaringología de Clínica Las Condes ofrece la más avanzada tecnología para el tratamiento integral de todas las patologías de la nariz y las cavidades perinasales. El avance tecnológico en la medicina también ha tenido grandes avances en esta área, permitiéndonos ofrecer procedimientos diagnósticos de alta precisión, tratamientos quirúrgicos de alta efectividad y mínimamente invasivos, con una rápida recuperación del paciente, y una mejoría sustantiva en su calidad de vida.

De esta forma, nuestros profesionales están capacitados con los últimos avances en esta área, y ofrecen a nuestros pacientes todas las posibilidades de tratamiento.

Condiciones médicas más frecuentes:

 
  • Sinusitis
  • Pólipos nasales y Alergias
  • Cirugía nasal y de senos paranasales
  • Tumores nasales
  • Fístulas de líquido cefalorraquídeo
  • Otras condiciones
 

Sinusitis

La sinusitis es la infección o inflamación de los senos paranasales, que son cavidades de aire que están alrededor de las fosas nasales: la gran mayoría de las personas tiene 4 pares de senos paranasales, maxilares, etmoidales, frontales y esfenoidales.

Los síntomas clásicos de sinusitis incluyen congestión nasal, descarga purulenta, opresión facial o abombamiento y la disminución del olfato.

La sinusitis se puede clasificar de distintas maneras, siendo lo más común por la duración de los síntomas. La sinusitis aguda dura menos de 4 semanas, y la sinusitis crónica se presenta por más de 12 semanas. Algunos pacientes con sinusitis crónica también presentan pólipos nasales, que son crecimientos del mismo tejido nasal debido a la inflamación persistente.

La razón más común para desarrollar sinusitis es un resfrío común no resuelto. La rinitis alérgica también es un factor predisponente muy frecuente. En ambas situaciones, el edema y la inflamación local ocluyen los drenajes de los senos paranasales y permite que se acumule moco, que se sobreinfecta por bacterias. Por esta razón, es difícil diferenciar un resfrío común de una rinitis alérgica severa, y de la sinusitis.

En general, el proceso de infección bacteriana demora 5 a 7 días en desarrollarse y, la mayoría de los cuadres virales, a esas alturas ya están en fase de resolución. Debido a que los antibióticos no evitan los resfríos comunes o la alergia nasal, su uso en los primeros días de síntomas nasales está contraindicado.

Es por estas razones que la recomendación inicial es utilizar terapias de promuevan el drenaje sinusal y disminuyan la inflamación local, tales como descongestionantes, antiinflamatorios, y lavados nasales. Si además hay presencia de alergia, el uso de antihistamínicos y corticoides nasales suele ser muy útil. La mayoría de estos medicamentos están disponibles en farmacias sin necesidad de receta médica. El uso de descongestionantes siempre debe ser bajo supervisión médica, sobre todo en pacientes hipertensos o con enfermedades cardíacas.

Si pese a este tratamiento inicial no hay mejoría, o los síntomas comienzan a empeorar a los 5-7 días, un curso de antibióticos es la indicación más habitual. La elección del antibiótico dependerá de los tipos de bacteria más comúnmente involucrados en los cuadros sinusales, así como de la resistencia antibiótica que existe en cada país. Algunos pacientes requerirán de un tratamiento con antibióticos en forma más prolongada, o bien, un segundo curso de tratamiento con otra familia de antibióticos para poder resolver la infección.

Si un paciente no mejora con tratamiento antibiótico, o presenta sinusitis más de 3 o 4 veces al año, debe consultar al otorrinolaringólogo, quien puede obtener un cultivo de la infección para dirigir mejor el tratamiento y examinar al paciente en búsqueda de alteraciones anatómicas o presencia de pólipos que facilitan el proceso infeccioso. Cuando la terapia médica falla, se debe contar con un TAC de cavidades perinasales para evaluar la presencia de infección persistente en las cavidades, o alteraciones estructurales que impiden la resolución del cuadro.

 

Pólipos nasales y alergias

 

Los pólipos corresponden a tejido inflamatorio de la mucosa nasal, que suele tener aspecto de “bolsas de agua” o “racimos de uva”. Son más frecuentes en pacientes con rinitis alérgica, sinusitis crónica y en asmáticos. También se asocian a enfermedades hereditarias, como la fibrosis quística.

Los pólipos nasales son benignos y no son cancerosos. Pueden variar en tamaño y, si bien son benignos, cuando crecen ocluyen los drenajes de los senos paranasales, aumentando el riesgo de desarrollar sinusitis. Los pólipos de mayor tamaño pueden obstruir por completo las fosas nasales, alterando el patrón respiratorio normal por nariz. También suelen producir hiposmia (menor olfato).

Los pólipos nasales generalmente son bilaterales. Ante la presencia de pólipos en una sola fosa nasal, el otorrinolaringólogo debe revisar al paciente, tomar una biopsia y descartar patologías malignas.

La causa exacta de los pólipos nasales es desconocida, pero se asocia a la inflamación crónica de la mucosa nasal. Los pólipos pequeños pueden ser asintomáticos, pero en la medida que crecen pueden producir congestión y obstrucción nasal, rinorrea, disminución del olfato y el gusto y sinusitis a repetición.

El diagnóstico de pólipos nasales requiere de una endoscopía nasal y un TAC de cavidades perinasales. A veces también se solicitan test de alergias.

La endoscopía nasal es un procedimiento realizado por el otorrinolaringólogo en la consulta bajo anestesia tópica en spray con una óptica (flexible o rígida), que no dura más de 3 minutos, y habitualmente es muy bien tolerado por los pacientes.

El tratamiento de la poliposis nasal incluye el manejo de la rinitis alérgica, con el uso de corticoides intranasales, antihistamínicos, y eventualmente inmunoterapia. El lavado nasal es indispensable para mantener las fosas nasales con menos inflamación y evitar infecciones. En los casos más severos, se utilizan corticoides orales, para obtener alivio temporal. Cuando el tratamiento médico falla, se realiza polipectomía (extracción de los pólipos) en pabellón por cirugía endoscópica.

Cirugía de nariz y senos paranasales

 

La cirugía nasal se indica en varios casos, habitualmente después del fracaso de los tratamientos médicos.

Procedimientos más comunes:

Septoplastía:

 

Indicada para corregir la desviación del tabique nasal. El tabique nasal es de cartílago y hueso, y divide la nariz en 2 fosas nasales. Muchas veces, el tabique está desviado, y una porción de éste obstruye el flujo de aire por nariz. Esto es a lo que nos referimos como desviación septal. La causa más común para indicar esta cirugía es la obstrucción nasal, pero se puede recomendar en otras situaciones también. Habitualmente se combina con la reducción de los cornetes inferiores y/o cirugía endoscópica nasal.

 

Reducción de cornetes inferiores o turbinoplastía:

 

Los cornetes son estructuras en la pared lateral de las fosas nasales que están hechas de hueso y tejido mucoso. Su función es humedecer y entibiar el aire que respiramos por la nariz. En algunas ocasiones, los cornetes inferiores crecen y se inflaman, causado obstrucción del flujo de aire. A veces, se puede tratar esta patología con corticoides inhalatorios y antialérgicos, pero si estos persisten grandes pese al tratamiento, existe indicación para reducir su tamaño por técnicas quirúrgicas.

 

Cirugía endoscópica nasal (CEN):

 

También conocida como como cirugía endoscópica funcional (CEF), es una técnica mínimamente invasiva que utiliza pequeños telescopios nasales rígidos (endoscopios nasales), y pequeños instrumentos para llevar a cabo la cirugía. El desarrollo de esta técnica ha permitido grandes beneficios para los pacientes que sufren de sinusitis crónica y que no lo han superado con tratamiento médico, o en pacientes con sinusitis a repetición cuya causa es el bloqueo de los drenajes de las cavidades perinasales. También se indica en pólipos nasales y en algunos tumores nasales. La CEN utiliza las narinas como vía de abordaje quirúrgico, por lo que no deja cicatrices externas, además de permitir una recuperación más rápida. Habitualmente tampoco es necesario el uso de taponamiento nasal en el post operatorio, por lo que es un procedimiento muy bien tolerado por los pacientes.

 

Neuronavegación:

 

La neuronavegación es muy parecida a los GPS de los automóviles. Esta tecnología permite al cirujano revisar la posición de sus instrumentos en todo momento en la anatomía del paciente, y compararlas con las imágenes diagnósticas. Es muy útil para el cirujano, especialmente en casos que debe operar muy cerca de estructuras vecinas como los ojos o el cerebro, y así evitar complicaciones. Si bien, es extremadamente útil, no es necesaria en todas las CEN. Su indicación es en casos con anatomía difícil, antecedente de cirugías endoscópicas nasales previas, pólipos nasales masivos, fístulas de LCR, y tumores de base de cráneo.

 

Cirugía endoscópica de base de cráneo:

 

La base de cráneo corresponde al piso donde se apoya el cerebro, y que está localizado sobre la nariz y los senos paranasales. Con el avance de las técnicas quirúrgicas endoscópicas, la mayoría de los tumores y otras patologías de esta área son accesibles desde la nariz, utilizando instrumentos similares a los usados en la CEN. Estas técnicas permiten a los cirujanos tratar muchos de estos tumores sin tener que hacer incisiones faciales o abrir el cráneo por las vías tradicionales.

Tumores nasales y fístulas de líquido cefalorraquídeo (LCR)

 

La mayoría de los tumores nasales son benignos, y no se expanden a otras partes del cuerpo. Suelen ser unilaterales y crecen lentamente. En Estados Unidos, por ejemplo, los tumores malignos en nariz son poco frecuentes, presentándose alrededor de 2000 casos al año. El carcinoma escamoso es el cáncer más frecuente en nariz y senos paranasales. Existen otros tipos, como el adenocarcinoma, linfomas, melanomas y estesioneuroblastomas.

Si aparece una masa en la cavidad nasal, se debe realizar una anamnesis completa y un examen físico de cabeza y cuello, además de realizar imágenes (TAC y/o resonancia). La endoscopía nasal puede servir para biopsiar al paciente, en la consulta o en pabellón. La biopsia es revisada por anatomía patológica para determinar el diagnóstico preciso.

Las fístulas de LCR resultan cuando se genera una brecha entre la duramadre (revestimiento de la cavidad craneana) y la base de cráneo. Los pacientes con fístulas de LCR refieren descarga de líquido claro, de aspecto acuoso, persistentemente por una misma fosa nasal. Esta descarga suele aumentar al hacer fuerzas (Valsalva) o al agacharse. Además, pueden presentar dolor de cabeza, cambios en la visión, y en algunos casos, meningitis a repetición.

Si se sospecha una fístula de LCR, el otorrinolaringólogo debe realizar un examen completo, una endoscopía nasal, e idealmente recolección de la secreción para confirmar si es LCR. Imágenes como TAC o resonancias se solicitan para estudiar la base de cráneo. El tratamiento puede ser médico o quirúrgico. El manejo conservador está indicado en forma primaria en casos post traumáticos. La cirugía se reserva en los casos que no se resuelven en forma espontánea, y se utilizan las técnicas endoscópicas para su resolución.

Otras condiciones a tratar:

 
  • Sinusitis fúngica alérgica
  • Atresia de coanas
  • Encefaloceles, meningoencefaloceles
  • Epistaxis
  • Enfermedad de Graves, orbitopatía tiroídea
  • Trauma nasosinusal
  • Cefalea rinógena

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