Sexualidad en el pre y posparto

Muchas veces por desinformación, las parejas dejan de lado su vida sexual durante los meses de gestación e incluso hasta varios meses después del parto. ¿Por qué y cómo seguir con la intimidad de pareja? ¿Cuándo está verdaderamente contraindicado?


"La sexualidad es parte esencial de la vida del ser humano, y el sexo en el embarazo no sólo no es riesgoso sino que reporta innumerables beneficios a la madre, a la pareja y al mismo niño en gestación. Eso, entendiendo siempre que se trate de un embarazo normal y sin complicaciones asociadas”, asegura el doctor Aldo Solari, ginecoobstetra de Clínica Las Condes. “Sin embargo, por falta de información o debido a mitos populares, muchas parejas temen que practicarlo durante el curso de un embarazo implique riesgos tanto para la madre como para el recién nacido”.

En el caso de la madre, por ejemplo, que suele estar más lábil emocionalmente y sentirse más insegura respecto de su aspecto físico, el especialista señala que el encuentro sexual con su pareja propicia un mayor acercamiento entre ambos y la reafirma en su rol de mujer. Es que el acto sexual viene a ser la manifestación de algo muy amplio en la relación de pareja, aspecto en el que coincide Patricia Riveros, psicóloga de CLC.

“Es una forma de expresión afectiva que se enmarca en el contexto de la intimidad e involucra al ser humano en toda su complejidad, fortaleciendo el vínculo y la sintonía en la pareja. Dado el bienestar psicológico de la madre y la buena calidad de la interacción entre los padres, se favorece el apego, así como la salud mental del recién nacido", agrega la especialista.

Todo cambia

Según explica el doctor Solari, cuando las parejas entienden que el sexo en sí no tiene inconvenientes y comienzan a practicarlo sin temores, muchas veces ven incluso mejorada su vida sexual después del nacimiento de su hijo. “Por un tema de comodidad buscan posiciones nuevas, que en este período son secundarias a los cambios anatómicos que van ocurriendo en el embarazo pero que en el mediano plazo los liberan de ciertos tabúes y posteriormente les sirven para enriquecer sus encuentros amorosos”.

A medida que avanza el embarazo, los cambios que se producen en el cuerpo y el estado general de la madre pueden tener implicancias también en el deseo sexual.

Mientras en el primer trimestre la embarazada suele tener más sueño y está más susceptible a sufrir náuseas, vómitos y mareos, el que su abdomen todavía no cambie significativamente favorece en parte la continuidad de las relaciones.

El segundo semestre, en tanto, es una excelente etapa pues muchas de las molestias provocadas por los cambios hormonales han desaparecido y el aumento de volumen uterino y los cambios pélvicos todavía no son tan intensos. “Ya en el tercer trimestre se observan mayores molestias, que podrían jugar en contra de la práctica sexual, pero que con una adecuada educación previa pueden aminorarse. De hecho, el mismo estado de dilatación y lubricación vaginal propios de este periodo la favorecen”.

¿Y después del parto?

Después del parto existe lo que se conoce como “cuarentena”, porque antiguamente se consideraba que hasta alrededor de 40 días después del alumbramiento la mujer eliminaba loquios, una secreción compuesta por sangre, restos celulares y mucosidad producidas en el útero, sobre todo en la zona donde se ubicaba la placenta y las membranas ovulares. Estas secreciones estarían más susceptibles al ascenso de gérmenes y a provocar una infección; de ahí la restricción de la actividad sexual.

“Hoy la cuarentena dura alrededor de 20 a 30 días, ya que después del parto los médicos efectuamos un raspado de la cavidad uterina que produce una disminución en el volumen residual de dicha secreción. Y si bien en teoría la mujer puede reiniciar su vida sexual a partir de ese momento, también hay que considerar cómo se siente ella después de la cicatrización de la episiotomía (incisión que se hace para facilitar la salida de la guagua y que se cierra con puntos) o de la cicatrización de una cesárea”, subraya el ginecoobstetra.

En todo caso, en la mujer que amamanta se produce un fenómeno adicional que tiene que ver con la liberación de una hormona llamada prolactina, que estimula la producción de leche (al mismo tiempo que inhibe el deseo sexual a nivel cerebral) y provoca una hipotrofia de la mucosa a nivel vaginal. De hecho, se postula que el mecanismo de la naturaleza que hay detrás de ello es evitar que la mujer se vuelva a embarazar durante la etapa de lactancia para dedicarse de lleno al niño.

“Cuando al reiniciar su vida sexual las pacientes nos refieren molestias a nivel vaginal, podemos indicar estrógenos a nivel local (en óvulos, por ejemplo), a veces complementada con kinesiterapia”, explica el doctor Solari.

Acompañar a la embarazada

Debido a que son múltiples los factores que se ven implicados en un embarazo, el ideal es que cada mujer esté acompañada siempre por un equipo multidisciplinario de especialistas. “Como médicos debemos abordar a la embarazada en toda su dimensión y no remitirnos a un solo aspecto de ella. En ese sentido, la educación a lo largo de todo el proceso es otra arista fundamental. Muchas veces el propio desconocimiento es el que alimenta los temores, no solo a la sexualidad, si no también a la actividad física, a la posición en que se debe dormir, a lo que se puede o no comer, etcétera. Nuestra meta debe ser acompañarlas en los cambios que se producen a todo nivel, de manera de captar a tiempo los requerimientos y hacer las derivaciones oportunas”, asegura el especialista.

Odette Freundlich, kinesióloga especialista en disfunciones del suelo pelviano de la Unidad de Ginecología de Clínica Las Condes, es otra de las profesionales que considera que el trabajo debe ser asociado a un equipo multidisciplinario de apoyo a las embarazadas.

“Cuando el médico lo considera necesario, comenzamos a trabajar con ellas desde el tercer mes del embarazo, de manera de que todos los músculos del periné se mantengan en buen tono. Eso evita molestias durante la gestación y facilita la recuperación después del parto. También recibimos a pacientes que han reiniciado su vida sexual en el posparto y que presentan dispareunia (dolor a la penetración), debido a una episiotomía dolorosa o un parto traumático”. La terapia kinésica puede incluir desde ultrasonido a ejercicios en esa zona, que a futuro podrían contribuir a evitar otros problemas como incontinencia urinaria o prolapso genital.

¿En qué casos está contraindicado el coito en el embarazo?

  • Se limita temporalmente o se contraindica totalmente cuando se producen hemorragias vaginales, por muy pequeñas que estas sean.
  • Durante el primer trimestre en mujeres con antecedentes de aborto o pérdidas que les hayan obligado a mantener reposo en embarazos anteriores.
  • Si la mujer ha tenido un parto prematuro con anterioridad, es recomendable dejar de practicar el coito entre ocho y doce semanas antes del parto.
  • Se contraindica totalmente cuando existe un alto riesgo de hemorragia, como en casos de desprendimiento o placenta previa.

Se debe interrumpir la relación sexual y consultar con el especialista ante la presencia de:

  • Dolor pelviano sin evaluación médica.
  • Sangrado genital.
  • Pérdida de un líquido anormal por genitales.
  • Ardor o irritación vulvovaginal.
  • Molestias urinarias sugerentes de infección urinaria.
  • Malestar genital difuso sin evaluación médica.

Mitos:


  • El pene puede golpear la cabeza del bebé.
    FALSO. El bebé está dentro del útero y envuelto en un saco completamente protegido.
  • El semen puede ser tóxico para el niño.
    FALSO. Nunca entra en contacto con el bebé.
  • Las relaciones sexuales al inicio del embarazo pueden provocar abortos.
    FALSO. Solo se restringen cuando existe amenaza de aborto.
  • Las relaciones sexuales provocan sangrados placentarios.
    FALSO. Generalmente estos se deben a una patología de base, como placenta previa.
  • La vida sexual durante el embarazo puede afectar una posterior lactancia.
    FALSO. No tiene ninguna incidencia.

Ventajas:


  • Estrecha el vínculo afectivo de la pareja.
  • Favorece la preparación de los músculos vaginales para el parto.
  • Produce liberación de endorfinas, la hormona del “placer”, que estudios indican que también sería percibida por el niño.
  • Hace sentir a la mujer sexualmente atractiva y acompañada.
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