Embarazo de verano: ¿Cómo enfrentar el calor?

¿Tu fecha de parto es para el verano? Si temes sufrir los estragos del calor, conoce cómo puedes sobrellevar estos meses sin mayores problemas.


Tener proyectado un parto para finales del verano, para muchos puede sonar a pesadilla. Pero, atención, si bien se trata de una condición especial que requiere tener ciertos cuidados, el verano puede transcurrir sin problemas y hasta convertirse en un aliado para la embarazada.

¿Sabías, por ejemplo, que bañarse en la piscina favorece la circulación sanguínea y ayuda a combatir la hinchazón de las piernas? ¿O que si se viaja en auto, no deben pasar más de dos horas seguidas sin hacer un alto en el camino? Junto al doctor Gustavo Rencoret, ginecoobstetra de Clínica Las Condes elaboramos una lista con 10 consejos para hacer de tu embarazo ¡lo mejor de este verano!

1. No descuidar los controles prenatales

Al planificar las vacaciones es conveniente no distanciar mucho los controles con el ginecólogo, especialmente durante el último trimestre de gestación, cuando deben ser más seguidos. “Como la embarazada es en cierta forma más frágil desde el punto de vista de la salud, es importante que previo a salir fuera de la ciudad, el médico tratante efectúe un chequeo completo, de manera de evitar posibles imprevistos. El ideal también es llevarse los teléfonos de contacto del doctor y/o la matrona, para llamarlos en caso de dudas o molestias”.

2. Descansar

El descanso debe ser una prioridad en la vida de la embarazada. En este sentido, el doctor Rencoret advierte que el calor acentúa la sensación de cansancio y agotamiento, por lo que es necesario que la futura madre destine al menos ocho horas diarias a dormir, agregando idealmente una siesta durante las tardes. Además, y sobre todo en diciembre, se debe evitar copar la agenda con pendientes o sobrecargarse de eventos de final de año. “Hay que escuchar al cuerpo".

3. Menús livianos y seguros

Evita las comidas pesadas y prefiere en su lugar alimentos bajos en grasas y con buen aporte de proteínas (carnes magras, por ejemplo). Las comidas muy abundantes obligan al organismo a trabajar más, lo que generará más calor. Hay que escoger alimentos ricos en fibra, especialmente verduras y frutas frescas. También es importante evitar las carnes o pescados crudos, la mayonesa y los embutidos artesanales, por el riesgo de contraer infecciones gastrointestinales.

4. Mucha fruta, pero pelada

La fruta fresca constituye un importante aporte en la dieta de la embarazada, porque además de refrescante e hidratante por su alto contenido de agua, aporta vitaminas y minerales esenciales. “La mayoría de las frutas de estación como las cerezas, frutillas, durazno, melón y sandía quitan la sensación de sed y reponen sales minerales que el cuerpo elimina a través del sudor. Su aporte de vitamina C también favorece una mejor absorción del hierro y, al ser ricas en fibras, ayudan a combatir el estreñimiento en el embarazo. Sin embargo, y debido a la alta cantidad de químicos que tienen las cáscaras de las frutas, el ideal es consumirlas peladas durante el embarazo”.

5. Hidratarse bien

Debido a que las mayores temperaturas aumentan la pérdida de agua, y a que en los últimos meses de gestación aumentan las necesidades de líquido, es importante hidratarse bien durante el día. “Las embarazadas que no toman abundante agua corren más riesgos de desarrollar infecciones urinarias y/o sufrir contracciones uterinas. Hay que tener en cuenta que en los días más calurosos la pérdida de líquidos es más elevada debido a la transpiración, por lo que es necesario restituir el líquido eliminado consumiendo al menos dos litros de agua diarios. ¿Cómo lograrlo? Llevando siempre una botella en la cartera”.

6. Viajes “con escala”

En caso de viajes largos, ya sea en auto o en avión, es necesario parar cada dos horas a caminar o realizar ejercicios con las piernas.

La razón es porque en el embarazo hay una actividad protrombótica (mayor facilidad para hacer trombos), por lo que es importante sentarse con las piernas estiradas (no ir en el asiento de atrás) y evitar permanecer inmóvil durante mucho tiempo. Tampoco se aconseja aguantar las ganas de ir al baño, porque también puede dar lugar a infecciones urinarias.

7. Ojo con el sol

Durante el embarazo hay una hiperpigmentación de la piel en ciertas zonas, lo cual puede verse agravado por efecto del sol e incluso no desaparecer después del parto. La recomendación es aplicarse factor de protección solar (FPS) durante todo el día, no solo al ir a la playa, y usar sombrero y anteojos de sol. “Hay que tener mucho cuidado con la insolación, porque la deshidratación que conlleva puede provocar síntomas de parto prematuro y poner en riesgo al bebé”.

8. Botiquín de embarazo

Es aconsejable viajar con los medicamentos que pueden utilizarse en caso de dolor de cabeza, además de algún antiespasmódico y antigripal que el médico de cabecera indique en caso de ser necesario. Evite automedicarse y ante cualquier duda consulte previamente.

9. Dientes sanos, embarazo sano

Debido a que existe un cierto tipo de asociación entre periodontitis (enfermedades inflamatorias y/o infecciosas de piezas dentarias) y gingivitis (inflamación de las encías) y partos prematuros, es conveniente durante todo el embarazo tener un adecuado control odontológico, más aún cuando se va a estar un tiempo fuera. “El ideal es ir al dentista antes de salir de vacaciones, para evitar que pueda presentarse alguna urgencia al estar más lejos”.

10. Aprovechar la piscina

El verano también tiene sus ventajas y la posibilidad de meterse a la piscina es una de ellas. El agua helada favorece la vasoconstricción, lo que tiene un efecto inmediato en disminuir los niveles de edema, sobre todo de piernas y tobillos. Mejor todavía si se realizan ejercicios como patalear o mover las extremidades, ya que eso activa la circulación sanguínea. Si no se tiene la posibilidad de ir a la piscina, la ducha con agua helada o los baños de tina con agua tibia/fría también son beneficiosos. “Lo más aconsejable es cambiarse el traje de baño cada vez que se sale del agua, para prevenir posibles infecciones por hongos, que son más habituales durante el embarazo debido a la mayor cantidad de secreciones vaginales”.

Signos de Alarma

Comuníquese con su médico si presenta…

  • Contracciones uterinas frecuentes y/o dolorosas.
  • Sangramiento.
  • Pérdida de flujo mayor que lo habitual.
  • Traumatismos que puedan repercutir en el embarazo o que impacten directamente el abdomen.
  • Cefaleas prolongadas.
  • Náuseas y/o vómitos persistentes.
  • Ingesta de un fármaco contraindicado por error.
  • Insolación y/o deshidratación.
  • Fiebre alta, dolores musculares, sensación de estado gripal severo.

Adiós a la Hinchazón



Si bien durante el embarazo se produce una retención de líquidos que es fisiológica y absolutamente normal, el calor y el aumento excesivo de peso tienden a acentuar aún más el problema. ¿Cómo combatirla?


  • Durante algunos momentos del día, acostarse con los pies elevados (con la ayuda de cojines o almohadones) o reposar algunos instantes hacia el lado izquierdo.
  • Si trabaja sentada, apoyar los pies en una caja o piso bajito para mantenerlas más elevadas. Tratar de no cruzar las piernas mientras esté sentada; entorpece la circulación.
  • Evitar pasear o caminar a las horas de más calor. Hacerlo a última hora de la tarde, cuando esté más fresco.
  • Usar ropa holgada y evitar las prendas que puedan cortar la circulación en muñecas o tobillos.
  • Realizar ejercicio físico –gimnasia en el agua, bicicleta estacionaria o yoga– al menos dos o tres veces por semana.
  • Probar con masajes de drenaje linfático en las piernas; son una excelente alternativa para facilitar la circulación.
  • No tomar ningún tipo de diurético, ya que puede ser peligroso para el bebé.