Toma el control: La importancia de la mamografía después de los 40

A partir de los 40 años no hay excusa válida para no hacerse una mamografía anual, pues tomar conciencia es la importancia que tiene este control


La importancia de la mamografía

A partir de los 40 años no hay excusa válida para no hacerse una mamografía anual: tomar conciencia de la importancia que tiene este control para detectar lesiones en forma precoz puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

 

Octubre es el mes de la cinta rosada en todo el mundo. Esa cinta que pretende recordar a todas las mujeres sobre la importancia de realizarse la mamografía anual para la detección precoz del cáncer de mama porque -aunque esta radiografía a las glándulas mamarias no es una “vacuna” contra el cáncer- sí es la manera más efectiva de prevenir la muerte a raíz de él.

Sin embargo, a pesar de que las herramientas de prevención existen y son efectivas, todavía en nuestro país fallece una mujer cada 6 horas a raíz de esta enfermedad, representando la primera causa de muerte por cáncer de la mujer chilena.

 

Prevenir ante todo

 

Con los años, el enfoque que se le ha dado al cáncer de mama en términos médicos ha ido cambiando desde uno paliativo, con todos los esfuerzos puestos en reducir los estados avanzados de la enfermedad, hasta el acento actual puesto en la prevención, que busca detectar la enfermedad cada vez en estados más precoces. Y, aunque resulte majadero, la mamografía en las mujeres asintomáticas mayores de 40 años es lejos lo más efectivo.

Según el doctor Juan Carlos Acevedo, en el Centro Integral de la Mama recomiendan chequearse todos los años durante la semana del cumpleaños o en el mes de la mama. “Es un buen recurso nemotécnico y así a nadie se le olvida”.

¿Y el autoexamen? Conocerse, advertir cambios y anomalías en nuestro cuerpo también es fundamental y aquí radica la importancia del autoexamen frecuente. Si bien no es el más efectivo para un diagnóstico precoz (de hecho, los tumores que se palpan miden más de 2 cm.), sí es muy útil para los tumores de intervalo, es decir, aquellos que se desarrollan entre mamografías aunque no sean muy comunes (solo entre 3% y 5%).

 

Los factores de riesgo para la población general son:

 
  • Edad: la mayoría de los diagnósticos se realizan después de los 40 años; el riesgo aumenta con la edad.
  • Historial menstrual y de reproducción: aumentan las posibilidades cuando la persona tuvo su primera menstruación antes de los 11 años; tuvo su primer hijo después de los 30 años; no ha tenido hijos; tuvo su menopausia después de los 52 años o realizó una terapia menopáusica de hormonas durante muchos años.
  • Densidad mamaria: las mujeres que presentan grandes áreas de tejidos densos tienen más posibilidades de tener un cáncer de mama.
  • Estilo de vida: obesidad, poca actividad física y consumo excesivo de alcohol también son considerados factores de riesgo.
 

Aumentan el riesgo:

 
  • Historia personal de salud: tener cáncer en una mama aumenta la posibilidad de que se desarrolle en la otra. También tener cierto tipo de células mamarias anormales aumenta la posibilidad de un cáncer de mama invasivo.
  • Historia familiar de salud: si madre, padre, hermana o hija han padecido cáncer de mama, las posibilidades aumentan; si alguno de ellos lo padeció antes de los 50 años, la probabilidades son aún mayores.
 

Signos de que algo no anda bien

 

El cáncer de mama es un tumor maligno (canceroso) que se origina en las células de la mama. Las mujeres deben familiarizarse con el aspecto y el tacto de sus senos y reportar cualquier cambio a su médico tan pronto como sea posible.

 

Autoexamen

 
  • Realícese un autoexamen todos los meses y siempre el mismo día (los días 15 por ejemplo). Con los brazos a los costados, mire sus pechos en el espejo y asegúrese que estén del mismo tamaño, forma, color y textura.
  • Repita este control visual con sus brazos sobre la cabeza y luego con las manos sobre la cadera.
  • Presione sus pezones para asegurarse que no sale ningún tipo de líquido.
  • Acuéstese de espalda. Levante su mano derecha sobre su cabeza y use la izquierda para examinarse el pecho derecho. Revise toda la mama, incluida la axila. Repita el mismo autoexamen pero con la mano derecha.
  • Haga lo mismo que en el paso anterior, pero esta vez sentada o de pie.
  • La persona que mejor conoce sus mamas es usted, por lo que si encuentra alguna anomalía, consulte inmediatamente a su médico.
  • Desde los 40 años, no deje de realizarse una mamografía anual y un control con su ginecólogo.
 

Debe consultar si hay:

 
  • Cambios en la apariencia del pezón o la mama más allá de las típicas transformaciones que suelen experimentar a lo largo del mes.
  • Presencia de nódulos mamarios (que al palparse sienta algo).
  • Salida espontánea de líquido (claro o sanguinolento) del pezón en períodos que no corresponda a lactancia.
  • Hinchazón de todo o parte del pecho.
  • Irritación de la piel del pecho o el pezón.
  • Enrojecimiento o rugosidad de la piel del pecho o el pezón.
  • Retracción de la piel o del pezón.
  • Cambios en la coloración de la piel.
  • Asimetrías.
  • Dolor mamario persistente.
 

Lo nuevo

 

El Centro Integral de la Mama de CLC, cuenta actualmente con un Programa de Prevención de Pacientes de Alto Riesgo que permite identificar, clasificar y establecer estrategias de prevención entre aquellas mujeres que presentan un riesgo elevado por sobre la población general. Parte de este programa consiste en el estudio genético que permite identificar determinadas mutaciones de genes (BRCA1 y BRCA2) asociadas a un mayor riesgo. Desde la vigilancia con chequeos médicos periódicos a la vigilancia con tratamientos médicos preventivos como quimio prevención (a través de la administración de determinadas sustancias químicas, para impedir o revertir la aparición de cáncer) y/o cirugía profiláctica en casos más graves (se extirpa un órgano aunque no esté dañado para evitar el posterior desarrollo de un cáncer).

Sumado al estudio genético preventivo, en los últimos meses ha resultado clave el estudio molecular de los tumores cuando han sido descubiertos. Porque, como explica el doctor Acevedo, además del tamaño hay cientos de otros factores que diferencian unos de otros. “En la medida que se tengan bien identificadas las características moleculares de los tumores, se pueden ir afinando los tratamientos y ajustarlos a las necesidades de cada paciente”.

 

Tratamiento Integral

 

Desde 1996, con la creación del Centro Integral de la Mama (hoy parte del Centro Clínico del Cáncer), Clínica Las Condes asumió el compromiso de enfrentar esta patología de manera integral, con una comprensión lo más amplia posible del paciente y su mundo a través de la combinación de la ciencia y la intuición psicológica, social y espiritual. “Nuestra meta es ofrecer una atención global para todo tipo de pacientes, tanto para quienes acuden a efectuarse su chequeo anual como para aquellas mujeres que requieran un tratamiento preventivo, curativo o paliativo de la enfermedad”, asegura el doctor Acevedo.

Para ello, un equipo compuesto por cirujanos oncólogos, cirujanos reconstructivos oncológicos, oncólogos médicos, radioterapeutas, radiólogos, patólogos, enfermeras especializadas, psicooncólogos, consejeros genéticos y genetistas se reúnen todos los martes hace 15 años para analizar cada uno de los casos del centro. “De esta manera hay un seguimiento efectivo, multidisciplinario y personalizado de cada paciente, la que se trata de manera integral e individual. El cáncer de mama es como la huella digital: todos son diferentes”.

 
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