El trabajo realizado en el Laboratorio de Medicina Regenerativa comenzó hace tres años con el tratamiento de lesiones traumatológicas, ortopédicas y neurológicas y, durante el último año, se abrió al campo de las cuerdas vocales para pacientes que presentan disfonía crónica o pérdida de voz.

Sin embargo, durante los últimos meses, comenzó con la terapia de trastornos que no permiten el cierre de heridas, como la enfermedad de Crohn. Esta, de origen desconocido y crónico, hace que el sistema inmunitario del paciente ataque su propio intestino, produciendo inflamación.

Resultados positivos

Andrea, de 41 años, fue diagnosticada con la enfermedad de Crohn en 2010, situación que le ha causado distintas crisis con períodos de hemorragias rectales, fisuras y ulceraciones en estas zonas de difícil cicatrización, situación que la llevó a un deterioro de la calidad de vida.

Luego de un año de cirugías y tratamientos convencionales para cicatrizar estas heridas, en agosto pasado se sometió a una innovadora intervención con células madre extraídas de su propio tejido adiposo. “La evolución hasta ahora ha sido fantástica, estoy feliz. Además, dentro de unos meses podría volver a practicar deportes o salir de paseo con mis hijos, lo que es espectacular”, enfatiza.

Esta terapia, que recién comienza a aplicarse en Chile, ha logrado que en menos de dos meses las hemorragias hayan desaparecido, las ulceraciones estén cicatrizándose, la piel esté retomando su normalidad y, prácticamente, no haya inflamación ni dolor.

Según indica el doctor Claudio Wainstein, director del Centro de Especialidades en Piso Pelviano de Clínica Las Condes, quien realizó la intervención junto al gastroenterólogo , doctor Rodrigo Quera: "Alrededor del 40% de los pacientes presentarán a lo largo de su vida fisuras, abscesos y fístulas en la zona perianal. Aquellos en que los medicamentos y cirugías no dan resultado para lograr la curación, podrían beneficiarse con el uso de la terapia con células madre adultas”.

Estudios sobre la efectividad de esta técnica -que se aplicó por primera vez en 2003 en España- indican que entre el 70 y 80% de los pacientes se curan, cifra que duplica las terapias actualmente en uso. "A esto se suma que no hay riesgo de dañar el esfínter y que la curación duraría más tiempo, pero aún hacen falta más años de seguimiento para corroborarlo a largo plazo", concluye el especialista.