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Niños que se ensucian

A primera vista podría parecer que algunos niños no “se limpian bien”, cuando el problema de fondo es, en realidad, un estreñimiento de larga data.


Algo tan simple como aguantarse las ganas de ir al baño por estar demasiado entretenido puede, en algunos niños, ser el comienzo de un círculo vicioso. Es que cuando se retienen las deposiciones, éstas se endurecen y van siendo cada vez más difíciles y molestas de evacuar. Aquí viene el problema. “En niños constipados o estíticos de larga data puede producirse una dilatación del colon, donde por una relajación de las paredes intestinales, no sienten la necesidad de evacuar y acumulan deposiciones que se van endureciendo (fecaloma). Entonces, cuando viene la deposición blanda en la parte más alta del tubo digestivo, ésta escurre por los lados del fecaloma, porque el intestino está dilatado y tampoco es capaz de absorber el agua que trae esta materia fecal más líquida”, explica la doctora Bessie Hunter, gastroenteróloga infantil de CLC.

Lo anterior ocurre en forma involuntaria y sólo es percibido por los niños cuando sienten que han ensuciado la ropa interior. “Es más frecuente que se dé en hombres, entre los seis y los diez años de edad, debido a que suelen tener menos hábitos que las niñitas y son más activos, por lo que no se dan el tiempo para ir al baño”.

Uno de los factores que complica aún más las cosas es que se trata de menores autónomos, que no necesitan que alguien los acompañe al baño. Por eso, no es raro que las mamás se den cuenta después de un buen tiempo y que, en ocasiones, suelan creer que se trata de episodios de diarrea. “Esto no es una mancha que pueda confundirse con la de quienes no se asean bien luego de defecar, ya que se trata de una deposición líquida con restos de defecación más sólida. Por eso, muchos padres llegan a consultar pensando que sus hijos presentan diarrea, habiendo intentado detenerla, lo cual acentúa aún más el cuadro de estreñimiento”, agrega la doctora Hunter.


Tenga en cuenta que...


“Muchos padres llegan a consultar pensando que sus hijos presentan diarrea habiendo intentado detenerla, lo cual acentúa aún más el cuadro de estreñimiento”, señala la doctora Bessie Hunter.


Tomarlo en serio


El escurrimiento de las deposiciones (o encopresis por estreñimiento funcional, es decir, que no es secundario a causas orgánicas, anatómicas o por uso de medicamentos) es un trastorno frente al cual se debe actuar a tiempo, porque más allá de lo molesto que resulta tanto para los niños como para los padres, puede producir considerables repercusiones emocionales en los menores. “Al estar conscientes de que expelen mal olor, se aíslan socialmente y se vuelven introvertidos”.

En el diagnóstico es fundamental el examen físico donde suele observarse a niños delgados, con abdomen abultado, además de un completo interrogatorio donde se logre indagar la historia del paciente. “Por lo general son malos para comer y van ocasionalmente al baño. De hecho, las pocas veces que lo hacen, sus deposiciones son en forma de pequeñas bolitas”, agrega la doctora Hunter.

Respecto del tratamiento, éste va a depender fundamentalmente de la severidad del cuadro. “Cuando la constipación no es muy rebelde, pueden ser efectivas las modificaciones en la dieta además de reeducar el hábito de ir al baño; pero cuando se llega al escurrimiento es necesario un tratamiento médico, que comienza por vaciar en forma completa el intestino, con la ayuda de enemas, lavados intestinales o laxantes osmóticos (los cuales atrapan agua y permiten crear un flujo que vaya ablandando las deposiciones). Por lo general se trata de tratamientos largos, de un año por lo menos”.


¿Cómo evitar el estreñimiento?


Incorpore abundantes frutas y verduras en su alimentación, de preferencia crudas, legumbres y cereales integrales. También es importante una alta ingesta de líquido. Evite sacar los pañales antes de los dos años de edad; cuando ya se logre el control de esfínter, promueva el hábito de sentarse en el baño al menos una vez al día, durante 20 minutos, con el objetivo de defecar, no de “cumplir por cumplir”. Procure que los lácteos, especialmente el queso, se consuman en forma moderada.

Con la colaboración de Gastroenterología Infantil de CLC. Bessie Hunter


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