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Método canguro

Método Canguro

Desde el momento en que recibimos la noticia de que vamos a ser padres, comenzamos a imaginarnos como será. Soñamos con nuestro hijo, ¿Cómo se llamará? ¿A quién se irá a parecer? ¿Cuáles serán sus gustos, sus ideas, sus sueños? A medida que avanzan las semanas de embarazo los padres empiezan a imaginarse cómo será la llegada de su nuevo hijo y, junto con ello, a realizar los preparativos que esto requiere; compramos la ropa, preparamos su pieza, comenzamos a leer y aprender sobre el embarazo y el recién nacido, intentamos estar lo mejor preparados para el gran día. Sin embrago, no siempre el nacimiento de nuestros hijos suceden de la forma en que lo imaginamos, ni en el momento en que esperamos.

En nuestro país, el 10% de los nacimientos corresponden a partos prematuros, es decir, que nacen antes de tiempo. Un recién nacido prematuro es aquel que nace antes de completar las 37 semanas de gestación y quienes nacen antes de las 32 semanas, corresponde a prematuros extremos. En ambos casos, los bebés no están en condiciones de irse a sus hogares junto a sus padres, sino que deben permanecer en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal hasta alcanzar la estabilidad y madurez necesaria para enfrentar el mundo.

El nacimiento de un bebé prematuro es, en general, un importante estresor para los padres, ya que se presentan de manera simultánea 2 acontecimientos inesperados. Por una parte, el nacimiento de un hijo, que implica un cambio en su rol como personas y la dinámica familiar, y la condición de prematurez, la cual se convierte en una situación difícil, abrumadora y dolorosa por no calzar con las expectativas que ambos tenía planificado de la llegada de su hijo y su estado de salud.

Dentro de los principales elementos de estrés reportados por padres de bebés prematuros hospitalizados, encontramos la incapacidad de alimentar a su recién nacido. Además, el sentirse incapaz de cuidarlo y ayudarlo cuando esta incómodo o cuando presente dolor, el sentir que el personal médico está más cercano que ellos mismos de su hijo. Además, de diversas culpas, temores e inseguridades sobre el pronóstico y la vida futuro de su hijo.

Sin embargo, para el recién nacido la situación tampoco es sencilla. El nacer cuando aún debiera estar madurando al interior del útero materno y enfrentare a la vida es un gran desafío para él. El tener que respirar por sí solo, succionar y tragar la leche significa un alto costo de energía para el pequeño, el regular la temperatura corporal y adaptarse al funcionamiento de la vida extrauterina implican para el bebé un gran esfuerzo. Sin embargo, gracias al aumento de conocimientos médicos y tecnologías la sobrevida del prematuro durante los últimos años en Chile es cada vez mayor. En conjunto con ello, las unidades neonatales han evolucionado para brindarles las mejores condiciones ambientales posibles, para lo cual se han evitado procedimientos innecesarios, minimizando la exposición del bebé al dolor, se ha cuidado el ruido ambiental, la temperatura y la luz, con el objetivo de asimilar lo máximo posible el entorno a la vida intrauterina.

Sin embargo, no basta con alimentar y realizar las intervenciones médicas necesarias en el recién nacido para ofrecerle una buena calidad de vida, no toda la responsabilidad recae sobre el equipo médico. Es aquí donde el rol de los padres adquiere una importancia fundamental.

¿Cómo ayudar a nuestros hijos hospitalizados, si no tengo los conocimientos o la experiencia?

La respuesta es más sencilla de lo que tal vez mucho piensan, la clave está en establecer contacto piel a piel directo con nuestro bebé. Es sabida la importancia de tocar a los bebés durante los primeros meses de vida, ya que al el recién nacido, aunque sea de término, nace “inmaduro”, es decir, aún requiere varios meses de desarrollo fuera del útero materno donde crecer y alcanzar un nivel de desarrollo y autonomía que le permitan enfrentarse al medio. Por lo que en un bebé que nace antes del momento esperado esta necesidad básica adquiere una importancia aún mayor.

Diversos estudios reportan los beneficios del contacto trófico en etapas tempranas del desarrollo. En primer lugar, se ha demostrado su importante efecto sobre la lactancia materna a corto, mediano y largo plazo, se sabe además, que beneficia la estabilidad cardiopulmonar, respiratoria y metabólica del recién nacido y el contacto piel a piel entre el bebé y sus padres reduce el tiempo de llanto de los bebés y el estrés del bebé durante la hospitalización. Así también, la literatura ha reconocido la importancia del contacto trófico para la termorregulación neonatal y el importante efecto que genera en la madre, aumentando conductas de apego hacia su hijo y disminuyendo el dolor y la ansiedad durante el post parto. Por último, se ha demostrado que ese contacto produce mayor bienestar en la madre, aumentando la sensación de seguridad materna, en relación al manejo y cuidado de su recién nacido.

Los diversos beneficios, tanto para el recién nacido como para los padres, se obtienen gracias a la comunicación entre ambos a través del contacto piel a piel directo entre el cuerpo del niño y el pecho de sus padres. Lo anterior, es posible de realizar al mantener al bebé recostado sobre alguno de sus padres a través del método denominado “Canguro”. El recién nacido ligeramente vestido logra conectarse directamente con la piel de sus padres, lo cual hace posible esta instancia única de intimidad para ambos, donde el bebé se tranquiliza, sintiendo el olor de sus padres y escuchando el latido del corazón, tal como lo hacía antes del nacimiento.

Es un método sencillo y eficaz que proporciona bienestar tanto a los bebés como a sus padres, se inicia en el hospital y puede continuar en el hogar. Sin embargo a medida que el niño va creciendo se hace necesario emplear algún dispositivo que nos permita mantenerlo en contacto piel a piel, como por ejemplo a través de una Kapulana. Ese es el nombre que recibe una prenda larga de algodón elasticado que permite a los padres amarrarse al bebé y portarlo, favoreciendo el contacto con sus padres y así, el apego en durante los primeros meses. El uso de la Kapulana busca recuperar la crianza en brazos y el contacto cutáneo del niño y sus padres en etapas tempranas del desarrollo.