Pubalgia en el embarazo

Esa molestia en la zona del pubis no representa ningún riesgo para el niño que está por nacer, pero sí para la madre, quien es la que enfrenta situaciones que van desde ausentismo laboral, depresión y hasta problemas conyugales y con su entorno.



La pubalgia en el embarazo puede producirse por subida de peso y cambios hormonales

Aun cuando es una afección muy común entre los deportistas, la pubalgia o dolor de los huesos y articulaciones del pubis se puede presentar durante el embarazo por una combinación de factores biomecánicos y hormonales.

El cuadro es una molestia bastante común, ya que se estima que el 20% de las embarazadas pueden presentar un grado de dolor pélvico durante la gestación y de éstas, el 5% lo padecen en forma severa y hasta las inhabilita en su diario vivir.

Las futuras madres afectadas se ven limitadas en sus actividades cotidianas, ya que sufren un dolor de intensidad variable en el área supra púbica, parte de la espalda, caderas, ingle, “y que se acentúa al caminar, subir escaleras, girarse en la cama o abordar un automóvil. Puede irradiar a los muslos y empeora de noche”, explica el doctor Sebastián Medel, ginecólogo de Clínica Las Condes, quien también plantea que se presenta tanto en el parto como en el puerperio.

Esa molestia no representa ningún peligro ni problema en el niño que está por nacer, pero sí para la madre, quien es la que enfrenta situaciones que van desde ausentismo laboral, depresión y hasta problemas conyugales y con su entorno. “Eso debido a que se trata de un dolor crónico que la afecta anímicamente. Además, no duermen bien, lo que las frustra y las enoja aún más, ya que ven disminuida su calidad de vida”, explica el especialista en cirugía reconstructiva pélvica y uroginecología.

Causas

Las causas son multifactoriales, “aunque muy a menudo no hay una explicación clara de su origen”. Entre esos factores están las alteraciones hormonales inherentes al embarazo y los cambios biomecánicos que se experimentan debido al mayor volumen corporal.

“También, se ha encontrado una influencia genética y factores específicos como haber sufrido estas molestias en embarazos anteriores. Otros factores pueden ser un trauma pélvico anterior al embarazo, multiparidad o partos numerosos, índice de masa corporal elevado, trabajos o ejercicios extenuantes durante la gestación o presentar hipermovilidad de las articulaciones”, enumera el profesional.

Además, advierte que la pubalgia no es indicativa de cesárea. “Por el contrario, la mayoría de las pacientes son capaces de enfrentar un parto vaginal sin problemas”.

Las embarazadas que padecen de esto suelen recuperarse entre las seis y doce semanas después del parto, pero tienen alta probabilidad de padecerla en la espera del próximo hijo. Aun cuando no es posible prevenir estas molestias, es aconsejable que la siguiente gestación se enfrente con un peso normal en caso de tener sobrepeso y realizar ejercicios puede ser también de ayuda.

Diagnóstico y tratamiento

El doctor Medel explica que el diagnóstico de la pubalgia se realiza en base a los síntomas y al examen físico. “El estudio por imágenes puede ser útil pero su uso es poco frecuente durante el embarazo. Estas se reservan para los casos más severos”, dice. Y agrega que hay ciertas maniobras que ayudan a aislar e identificar el dolor como la abducción y flexión de los muslos.

El manejo de esta molesta situación va a depender de las circunstancias que enfrenta la paciente, es decir, si está en el período de gestación, el parto o el puerperio. “Durante el embarazo, se le debe explicar claramente la condición por la que pasa, tanto a ella como a su familia. También, se le recomienda cambiar los hábitos diarios con especial énfasis en evitar o restringir las actividades que empeoran el dolor, como levantar a otros hijos o correr muebles”, puntualiza el doctor.

El manejo del dolor es uno de los aspectos más importantes del tratamiento. “Este debe ser efectivo desde las primeras etapas para prevenir el círculo vicioso de dolor crónico y estado depresivo”, advierte el doctor Medel. Para ese objetivo se indican analgésicos o en casos severos otras terapias como la estimulación nerviosa transcutánea, que está contraindicada en el embarazo por lo que sólo se puede recurrir a ella en el puerperio. También, son de utilidad, en algunos casos, ejercicios abdominales y pélvicos. “Muchas veces el tratamiento debe ser en conjunto con traumatólogos, fisiatras y kinesiólogos”, destaca el ginecólogo.

Recomendaciones
  • Tomar descansos más frecuentes, ya que el reposo alivia sustancialmente el dolor.
  • Evitar levantar pesos debido a que ésa acción puede agravar el problema.
  • Sentarse para vestirse.
  • Subir las escaleras de una pierna a vez y comenzar con la que duela menos.
  • No sentarse con las piernas cruzadas (posición de medio loto)
  • Dormir sobre un lado y con una almohada entre las piernas.
  • Procurar tener un índice corporal adecuado antes de embarazarse nuevamente.