No hay que olvidarse de la malaria y el dengue. ¿Qué cuidados debo tener?
El brote reciente de fiebre amarilla en algunos estados de Brasil, nuestro principal destino turístico, ha hecho muchos chilenos se preocupen por esta enfermedad y agoten las vacunas que existen para su protección. Sin embargo, no es el único mal contagioso que existe en esa zona.
El doctor Reinaldo Rosas, infectólogo del Centro de Medicina del Viajero de Clínica Las Condes, explica que en zonas tropicales y cercanas a la Amazonía, la fiebre no es la única enfermedad que una persona se puede contagiar. En esos lugares también hay dengue, zika, chikungunya y malaria, por lo tanto la recomendación es siempre consultar con un especialista y averiguar qué está ocurriendo en el lugar de destino.
“En selva amazónica, por ejemplo, los mosquitos que trasmiten la malaria tienen hábitos nocturnos por lo que pican de noche. Los que transmiten los otros virus lo hacen de día. Cuando hacemos consejería a los viajeros hablamos de todas las posibles enfermedades de transmisión que pueden estar en el lugar de destino, nos interesa prevenir aquellas que le puedan interrumpir el viaje, las que tienen mayor potencial de hospitalización”, dice el especialista.
En estos lugares es más frecuente el dengue y chikungunya y en una primera etapa es difícil diferenciar los síntomas. “La única manera que tenemos de diferenciarlo es haciendo un análisis de sangre, bien específico que busca material genético del virus”.
“Todas las enfermedades infecciosas tienen un curso un poco más complejo y pueden ser de más gravedad en personas que tienen comorbilidades asociadas o en edades extremas de la vida”, advierte el doctor Rosas. Específicamente, en el caso de la fiebre amarilla, cuando esta enfermedad “cursa con la forma grave, que es un pequeño porcentaje, puede afectar a personas jóvenes y tener en ella un curso grave”, indica.
Por ahora, la fiebre amarilla no se ha desarrollado en zonas urbanas del país, pero es un temor latente por lo que las autoridades sanitarias realizan campañas de educación, vacunación y fumigación para que el mosquito (vector) no se desarrolle y se pueda frenar la enfermedad.
Quienes se vacunan contra la fiebre amarilla o contraen la enfermedad generan inmunidad por un largo tiempo frente a esta infección. En el caso del dengue, por ejemplo, la situación es distinta. Para este virus, existen cuatro cepas distintas, por lo que, en teoría, una persona podría enfermar cuatro veces. El virus de la fiebre amarilla es uno solo y tampoco cambia en el tiempo.
¿Puedo viajar a Brasil sin la vacuna de la fiebre amarilla?
La recomendación de protección es para los viajeros que van a las zonas con brote de la enfermedad y que generalmente están asociadas a zonas más selváticas y no de ciudad.
El doctor Rodrigo Blamey, infectólogo del Centro de Medicina del Viajero de Clínica Las Condes, dice que para los viajeros que van a las zonas donde hay riesgo de adquirir la infección y no han logrado conseguir la vacuna, “la recomendación es postergar o redireccionar el viaje, ya que el riesgo es muy alto en los sectores donde está circulando el mosquito”.
Por otro lado, agrega que “la vacuna logra su efecto alrededor de los 10 días después de inyectada, otorgando entre un 80 y un 90% de protección”, pero si la persona viaja a los 7 u 8 días después de la vacuna, también tendrá algún grado de protección, igual le servirá, porque la protección aumenta con los días.
Además de la vacuna, se deben tomar otras precauciones y, sobre todo, protegerse de la picadura de estos insectos ya que los mosquitos no solo pueden contagiar fiebre amarilla sino también dengue. Para evitarlo, debes utilizar ropa larga, cubrirte los pies, especialmente al atardecer que es el horario favorito de los mosquitos para alimentarse y usar repelente con DEET sobre el 25%.
Quienes no se vacunaron y están en zonas de riesgo deben prestar atención a síntomas como la fiebre, el dolor muscular, náuseas, vómito, que son los principales signos que se presentan durante la primera semana después del contagio.