Resistencia insulina

¿Tienes resistencia a la insulina?

Frecuentemente, el sobrepeso y la obesidad están relacionados con un trastorno denominado resistencia a la insulina, una condición crónica que puede desembocar en una diabetes. Sin embargo, se puede revertir si se detecta a tiempo y se enfrenta con un cambio de vida.

La resistencia a la insulina se produce cuando el organismo deja de reaccionar a la acción de la insulina, la hormona segregada por el páncreas para distribuir la glucosa en las células y para mantener controlados los niveles de azúcar en la sangre. Con ello aumenta la glicemia, generándose la necesidad de más insulina aún. Se crea así un círculo vicioso, que puede desembocar en una diabetes cuando el páncreas ya no tiene capacidad para secretar más insulina.

En la actualidad, este trastorno ha aumentado en la medida que se han incrementado los casos de obesidad y desórdenes alimenticios en todo el mundo, lo que hace suponer que las células grasas son grandes protagonistas en este deterioro.

El cuadro se completa con otros indicadores: un alto índice de masa corporal, obesidad central –es decir, un perímetro de cintura superior a los 88 cm en mujeres, y a 102 cm en hombres–, hipertensión arterial y acantosis nigricans (pigmentación en la piel de cuello y axilas). Es frecuente que, junto con lo anterior, los pacientes tengan el colesterol alto, hígado graso y/u ovario poliquístico, pues además de intervenir en el procesamiento de la glucosa, la insulina participa en el manejo y distribución de las grasas y en el efecto final de otras hormonas.

Lo importante es pesquisar a tiempo esta condición, pues la evolución progresiva de la resistencia a la insulina puede revertirse mediante un cambio en el estilo de vida. Éste involucra, en primer lugar, ejercicio físico y una alimentación sana. Reduciendo la ingesta de azúcares, disminuye también la producción de insulina y, por lo tanto, la resistencia a su acción. La baja inicial de peso es más difícil que en personas normales por cual, en ocasiones, también se administran también medicamentos que sensibilizan las células a la insulina con lo cual se disminuye su producción. Pero lo más importante es la detección precoz y el cambio de hábitos, que debe mantenerse de por vida para evitar la aparición temprana de una diabetes.

El fenómeno no tiene relación con alteraciones del metabolismo: Se tiende a pensar que los obesos tienen el metabolismo ‘lento’, pero es al revés: lo tienen normal o superior al de los individuos delgados, pues poseen mayor cantidad de masa, cuyo funcionamiento exige más trabajo al organismo.

 
Diagnóstico y Tratamiento
  • La glicemia normal, que se mide en un examen de sangre, llega hasta los 100 miligramos por decilitro. Si en dos o más oportunidades es mayor a 126 en ayunas, o si marca 200 en cualquier momento, acompañada de sed y deseos frecuentes de orinar, el paciente es diabético. Si está entre los 100 a 125, es probable que presente resistencia a la insulina, lo que se confirma si una relación matemática entre la glicemia y el nivel de insulina en la sangre, llamado HOMA, supera los 2,6 puntos.
  • Cuando esto ocurre, es fundamental abordarlo con un médico diabetólogo, quien será el encargado de definir el tratamiento. Sin embargo, hay que destacar que uno de los elementos fundamentales es bajar de peso y hacer ejercicio.