Neumonía

La neumonía es una infección de los pulmones que causa tos, fiebre y dificultad para respirar. ¿Cómo evitarla?


La neumonía puede ser provocada por bacterias, pero también por virus y otros gérmenes. La boca y el tracto respiratorio están constantemente expuestos a microorganismos en el aire, pero las defensas del organismo son capaces de evitar que infecten el pulmón. Estas defensas incluyen el sistema inmune, la forma de nariz y faringe, la capacidad para toser y la actividad de los cilios en la superficie de los bronquios.

De esta forma, la enfermedad se desarrolla cuando las defensas no están en buenas condiciones y la persona se expone a un microorganismo particularmente agresivo, o a una cantidad muy grande de ellos.

¿Cómo se puede prevenir?

Según el doctor Cristián Ibarra, del Centro de Enfermedades Respiratorias del Adulto de Clínica Las Condes, las medidas básicas pasan por evitar el tabaquismo y los ambientes en los que se fuma. “También realizando las inmunizaciones de rigor en los plazos establecidos, como la vacuna antiinfluenza y la antineumococo, que es el germen que produce mayor frecuencia de neumonía en nuestra comunidad”, explica el especialista.

Por otro lado, las personas infectadas o que cuidan a enfermos deben mantener medidas básicas, como un adecuado lavado de manos, evitar el contacto cercano cara a cara y cubrir boca y nariz mientras se tose o estornuda.

Complicaciones

Las complicaciones pueden desarrollarse especialmente en los grupos de alto riesgo. Entre ellas están el derrame pleural, que es la acumulación de un fluido inflamatorio entre las capas que recubren la pared torácica y el pulmón, el que puede infectarse como resultado de la neumonía; absceso pulmonar, que es pus en el área del pulmón infectado y bacteremia o diseminación de la infección desde los pulmones a la sangre.

La muerte por neumonía puede alcanzar al 30% de los pacientes que son admitidos por esta enfermedad en una unidad de terapia intensiva.

Entre los pacientes con más riesgos, se incluyen los mayores de 65 años, los fumadores, malnutridos, portadores de enfermedades pulmonares crónicas, los diabéticos, los con insuficiencia cardíaca y portadores del virus de la inmunodeficiencia humana. También los con trasplante de órganos, usuarios de quimioterapia o uso crónico de esteroides, pacientes con accidentes cerebrovasculares y quienes recientemente hayan presentado una infección del tracto respiratorio superior, como la influenza.

Tratamiento

En el uso de terapia antibiótica, la que se administra en casa o en el hospital y por vía oral o endovenosa, dependiendo de las características del paciente. En general, está orientada hacia el germen que con mayor probabilidad puede causar la infección, en las condiciones de riesgo del enfermo y el uso previo (dentro de los últimos 3 meses) de alguna terapia antibiótica.

El apoyo kinésico se indica al 100% de los pacientes hospitalizados que cursan neumonía, dado que la rehabilitación respiratoria mejora tanto la capacidad del paciente para ventilar en forma adecuada, como su manejo de la tos y la movilización de secreciones. Paralelamente, se le ofrece una dinámica de movilización programada y vigilada para reincorporarse a la realización de actividades habituales. En pacientes dentro de los grupos de riesgo que se manejen en casa u hospital, el apoyo kinésico acelera la fase de recuperación.

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