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Niños

Control pediátrico

Es fundamental que después de los cuatro años el niño visite a su pediatra, al menos, una vez al año para un chequeo preventivo. Esto, con la idea de pesquisar factores de riesgo que puedan predisponer a determinadas enfermedades.

El chequeo anual es la instancia donde el pediatra no sólo puede controlar la salud física y emocional del pequeño, sino que entregar consejería a los padres sobre aspectos como la prevención de accidentes y la prescripción de vacunas.

Por ello, esta es la ocasión para hacer diversas consultas en relación con antecedentes personales, familiares, incluso sobre el entorno donde vive el paciente o la existencia de mascotas que puedan producir alergias.

También esta visita al pediatra es una oportunidad para prevenir situaciones graves en la práctica de deportes o durante clases de educación física. Por ejemplo, muchos colegios están pidiendo un chequeo justamente para evitar problemas.

Vida sana

Uno de los objetivos del chequeo es la detección de sobrepeso u obesidad. Algunas veces es necesario solicitar exámenes como hemograma y perfil lipídico, con el objetivo de descartar, entre otras cosas, hiperlipidemias, que muchas veces son familiares, ya que el niño puede ser delgado, pero tener el colesterol alto sólo por asuntos genéticos.

Si los niños tienen sobrepeso u obesidad, entonces se solicitan exámenes como insulinemia, para descartar síndrome metabólico. Se intenta también pesquisar hipertensión arterial, considerando factores de riesgo. Algunos de ellos son: niños que al nacer fueron pequeños para su edad gestacional, prematuros, los que tienen antecedentes familiares con ese problema, sufren de trastornos endocrinológicos y los que reciben algunos tipos de medicamentos.

Otro aspecto muy clave es educar a los padres sobre las conductas de vida saludable, en especial en lo referente a la alimentación. Los médicos pueden aconsejar no sólo en cuanto a la calidad, sino también en relación con la cantidad. Es decir, se les habla de porciones ideales, ya que en muchas ocasiones los padres se preocupan de que los alimentos sean equilibrados, pero con cantidades excesivas.

También es importante incentivar la actividad física, idealmente al aire libre, cuando el tiempo lo permita. Esto es algo que se debe reforzar.

Sueños y controles

Entre otros aspectos, el pediatra indaga sobre los patrones de sueño. Se consulta si el niño duerme bien, si despierta muchas veces durante la noche, si tiene pesadillas o terrores nocturnos, o si ronca.

Averiguar esto es fundamental, ya que, si un niño tiene un buen patrón de sueño, lo más probable es que se desarrolle bien. Si lo tiene alterado es indicativo de que algo está pasando y hay que investigar.

Recuerda que los niños también deben ser evaluados por un oftalmólogo pediátrico, un odontopediatra y un otorrinolaringólogo, para que solicite una audiometría, con el fin de asegurarte de que el sentido de la audición no tenga problema.

Después del examen físico realizado por el pediatra, se puede hacer una evaluación de desarrollo de comportamiento y aprendizaje. Esto puede ayudar a detectar otros problemas y tratarlos oportunamente.

 
 
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