Son en su mayoría molestias que pueden parecer comunes, pero que aparecen sin razón y por más tiempo de lo normal.
Notar señales del cáncer en niños es más complejo que en los adultos, pues los signos son poco frecuentes y no existen programas de prevención, como el caso del cáncer al pulmón o el cérvico uterino, de ahí que lo más importante es el control con el pediatra y la enfermera, señala el doctor
Juan Antonio Quintana,
oncólogo infantil de Clínica Las Condes.
El
cáncer infantil es una enfermedad poco frecuente y muy curable. En el año hay aproximadamente 50.000 nuevos cánceres de adultos y sólo 5.000 casos de niños de niños con cáncer.
La leucemia, los tumores cerebrales y linfomas son las formas de cáncer infantil más común, aquí algunas señales que pueden dar la alerta:
Leucemia
En el caso de la
leucemia, el cáncer más frecuente en los niños, al afectar la medula ósea, impide la producción de glóbulos rojos, blancos y plaquetas, lo que
puede provocarles somnolencia, cansancio y palidez (si afecta los glóbulos rojos), o
mala respuesta a infecciones comunes como amigdalitis u otras, y fiebres inexplicables (en el caso de los blancos),
aparición de moretones y hemorragias (si bajan las plaquetas).
“Todos esos signos tienen que ser extremos y sin causa traumática evidente. Entonces hay que ir al
pediatra”, recomienda el especialista.
Tumores cerebrales
En los tumores cerebrales, suele aparecer dolor de cabeza intenso, que puede durar mucho, a la que siguen vómitos explosivos, alteraciones del equilibrio, mareos y dificultad para caminar, por ejemplo. Un tumor de riñón puede detectarse porque aparece una masa palpable en un niño que se ve sano.
Sarcomas
Los sarcomas (tumores de partes blandas) son masas grandes que aparecen dentro de los músculos y que son indoloras. Mientras entre los tumores de partes duras, el osteosarcoma (a los huesos) es el más común en adolescentes y en general un dolor que persiste en el tiempo, el 80% de los casos alrededor de la rodilla.
Linfomas
En los
linfomas, tumores de los ganglios, es clave el aumento en el tamaño de éstos, que se mantiene en el tiempo y que, a diferencia de una inflamación común (como la amigdalitis, por ejemplo), no son dolorosos, explica el oncólogo.