Pueden comer una amplia variedad de alimentos, pero en pequeñas porciones.
Los candidatos a una
cirugía para bajar de peso deben ser conscientes de que no es una solución mágica para eliminar la obesidad, sino que gran parte del cambio está supeditado al cambio de hábitos que logre.
El
doctor Fernando Carrasco, nutriólogo del Centro de Nutrición y Bariátrica, explica que antes de la cirugía es ideal que el paciente mantenga una dieta saludable, aún sin el objetivo de reducir peso. “Esto servirá para enfrentar mejor los cambios de alimentación posteriores a la cirugía”, indica.
En pacientes con
obesidad mórbida o megaobesos (con un índice de masa corporal sobre 40 o > de 50 kg/m2, respectivamente), puede ser de utilidad seguir un plan de alimentación reducido en calorías por 1 a 3 meses, con el objetivo de reducir el peso y disminuir el tamaño del hígado, para así facilitar la cirugía y evitar complicaciones postoperatorias, agrega.
Después de la cirugía bariátrica, en tanto, es importante seguir
indicaciones de alimentación específicas según la semana o mes de evolución postoperatoria.
De acuerdo con el especialista, entre los objetivos y efectos positivos de comer saludables están los beneficios en estómago e intestino, ya que ayuda en la cicatrización y reduce molestias digestivas como vómitos, náuseas, dolor abdominal, diarrea, entre otras. Tiene efecto en la reducción y posterior
mantención del peso corporal, en conjunto con el cambio de hábito hacia una alimentación saludable. Y, además, previene deficiencias de algunos nutrientes como hierro, calcio fósforo, zinc y vitamina B12.
En cuanto a las recomendaciones de dieta en la fase de reducción de peso, el nutriólogo explica que en la durante la primera semana debe realizarse un régimen líquido, lo que cambia en la tercera a cuarta semana, cuando ya se puede comer papillas.
En el segundo y tercer mes se sigue un régimen semisólido o de "picados" y desde el cuarto mes un
régimen hipocalórico balanceado.
Ya en el sexto mes y al año postoperatorio, dependiendo del cumplimiento de las metas de estado nutricional, se avanza hacia a una dieta de mantenimiento. Ésta puede incluir una gran variedad de alimentos, pero siempre en pequeñas porciones, incluyendo alimentos ricos en proteínas, lácteos bajos en grasa, almidones y cereales integrales, frutas y verduras.