Época de alergias: síntomas, diagnósticos y tratamientos
02 de octubre, 2019
·Tratamiento y Recuperación
Con la llegada de la primavera las alergias también hacen su aparición pudiendo causar grandes molestias a quienes las padecen.
Los pólenes de los árboles, las malezas y los pastos son los principales causantes de las alergias de primavera, una condición que afecta cada vez más a un mayor número de la población y que puede causar un gran malestar si no se trata de la forma adecuada.
Conversamos con los especialistas para saber cuáles son los principales síntomas y tratamientos adecuados para este problema que se hace sentir con fuerza durante esta época del año.
Principales causas
Si bien los pólenes de los árboles, malezas y pasto son los enemigos número uno si de alergias de primavera hablamos, estas también se pueden producir por algunos alérgenos perennes como ácaros y ciertos hongos que proliferan en esta época del año y se pueden confundir con pólenes.
Por eso un buen diagnóstico es tan importante, ya que es la única manera de asegurar el tratamiento adecuado para cada caso.
Molestias sospechosas
Los síntomas de las alergias estacionales se pueden producir a distintos niveles del organismo:
- A nivel respiratorio alto: produce principalmente rinitis, la que se manifiesta con congestión nasal, estornudos, picazón, secreción nasal y, en algunos pacientes, puede llegar a producir incluso la disminución o pérdida de olfato.
- A nivel respiratorio bajo: se puede manifestar a través de una sensación de ahogo o tos, produciendo lo que se conoce como asma estacional.
- A nivel ocular: enrojecimiento de las mucosas, lagrimeo, sensación de picazón en los ojos y párpados.
- A nivel de piel: es menos frecuente, pero también hay pacientes que pueden tener prurito por la exposición a pólenes circulantes. Incluso las personas que son muy alérgicas pueden presentar urticarias al tener contacto, por ejemplo, con el pasto.
La importancia del diagnóstico
Para asegurar un buen tratamiento, realizar un diagnóstico correcto es fundamental. En ese sentido, explican los especialistas, lo más importante es la historia clínica del paciente y luego la realización de los test cutáneos –prick tests- a sustancias inhaladas del medio ambiente, en el caso de las alergias respiratorias.
El test consiste en aplicar gotas de diferentes extractos alergénicos en piel sana del antebrazo. Luego se hace un pequeño rasguño para que esa sustancia penetre en la piel. El resultado se lee a los 15 minutos y se observa si se formó una roncha. Dependiendo de su tamaño, se considera el resultado positivo o negativo.
También existen exámenes que miden la concentración de distintos anticuerpos en la sangre. Esto último puede predecir el éxito o no de la inmunoterapia, en caso de querer utilizar este tratamiento. “Es muy importante saber a lo que uno está sensibilizado, porque en base a eso puedo saber cuándo empezar y cuándo parar el tratamiento para que sea realmente efectivo”, explican.
Tratamientos
- Control ambiental: aunque no es fácil lograrlo, se recomienda a los pacientes alérgicos evitar actividades como subidas al cerro en periodos estacionales de polinización.
- Tratamiento farmacológico: se basa en antihistamínicos y corticoides tópicos, nasales, bronquiales y oculares –estos últimos recetados por un oftalmólogo- por un periodo corto de tiempo.
- Inmunoterapia: busca disminuir la sensibilidad del paciente a lo que le produce alergia. Para eso se administran pequeñas cantidades de alérgenos modificados en dosis crecientes, hasta llegar a una dosis estable que se entrega durante tres años. El objetivo es bajar el umbral de reactividad, es decir, si el paciente gatilla síntomas con cinco pólenes, posterior a la inmunoterapia lo harán recién a los 30 o 40 pólenes. Existe la posibilidad de que el tratamiento sea inyectable o por vía oral, pero es el especialista quien determina cuál es la mejor opción para cada caso.