Este trastorno puede traer muchas dificultadas en la vida de las personas que la padecen, sobre todo porque afecta la capacidad de comer y beber normalmente.
Si bien casi todas las personas han sentido
dificultad para tragar, ya sea porque estamos pasando por una inflamación de garganta o porque ingerimos una gran cantidad de alimentos o líquidos, esto no significa un problema a largo plazo. Sin embargo, hay personas en que el simple hecho de comer o beber les significa un gran esfuerzo, incluso llegando al punto de que no pueden hacerlo. Esta
dificultad o imposibilidad de tragar los alimentos y/o líquidos se denomina
disfagia.
La
disfagia afecta mayormente a
personas adultas, pero también puede presentarse en niños o jóvenes. Las causas asociadas a este trastorno son diversas y pueden variar según la edad del paciente, como explica
la Dra. Pilar Gajardo, otorrinolaringóloga de CLC: “la
disfagia en niños generalmente se origina por problemas de la esfera neurológica y del desarrollo, pero también puede ocurrir en el contexto de malformaciones de vía aérea. En adultos puede originarse agudamente, por
infecciones faringolaringeas,
ataques cerebrovasculares -
ACV- o
ingesta de cuerpos extraños. Otras causas de disfagia son los
tumores y también
problemas de la motilidad del esófago, que es el órgano que conecta la faringe con el estómago”.
Entre los factores de riesgo que están asociados en la aparición de esta esta patología, también se incluyen los pacientes que presentan
enfermedades neurológicas como la enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, entre otras.
Tipos de disfagia:
La disfagia se clasifica según la parte del sistema aerodigestivo donde se genera, dividiéndose en:
- Disfagia orofaríngea: Ocurre cuando los músculos de la garganta se debilitan a causa de trastornos y daños neurológicos o tumores, dificultando el paso de la comida desde la boca a la garganta y al esófago.
- Disfagia esofágica: Sensación de que los alimentos se pegan o se quedan atascados en la base de la garganta o en el pecho después de haber comenzado a tragar y que puede estar asociada a patologías como acalasia, esofagitis eosinofílica, entre otros.
Síntomas
- Dificultad para tragar.
- Dolor al tragar.
- Sentir que los alimentos se quedan atascados produciendo dolor.
- Tos al comer.
- Baja de peso como consecuencia de no poder alimentarse correctamente.
Ante cualquiera de estas señales, que sean persistentes y progresivas en el tiempo o en donde el paciente no se pueda alimentar de forma satisfactoria, se debe consultar al especialista.
Diagnóstico y tratamiento
Es fundamental que el paciente sea
diagnosticado de forma precoz para evitar las complicaciones asociadas a la disfagia, sobre todo en el ámbito de la alimentación ya que provoca una pérdida de peso progresiva que puede dañar su salud.
En cuanto al tratamiento, se determinará de acuerdo con la causa de la
disfagia, en donde todos los pacientes son evaluados y tratados con un
equipo multidisciplinario de especialistas como fonoaudiólogos, otorrinos, gastroenterólogos, neurólogos, entre otros.