La primera peste

Puede tratarse de exantema súbito, la primera peste que afecta a los niños. Entonces, ¿cómo reconocerla?

Es una de las enfermedades eruptivas más frecuentes en la primera infancia, pese a que no es tan conocida como el sarampión, la peste cristal o la escarlatina. “Se trata de un cuadro clínico de curso benigno, que se caracteriza porque en los primeros cuatro días, hasta cinco, el niño presenta fiebre alta (39º o más), pese a encontrarse en buen estado general. Luego desaparece la fiebre y aparece en forma súbita el exantema –manchas rosáceas propias de este cuadro–, que se presentan en todo el cuerpo y duran alrededor de uno a dos días”, explica el doctor Jacob Cohen, pediatra infectólogo de Clínica Las Condes .

Lo habitual es que el exantema súbito se presente en niños hasta los dos años, cuando han desaparecido los anticuerpos protectores de la madre. Esto sucede porque esta peste es ocasionada por algunos virus, el más frecuente es el virus herpes (HHV6), portado por los adultos en la garganta.

“Así, en esta etapa donde baja en cierta forma la inmunidad, los padres solemos transmitirlos a nuestros hijos por la saliva o por las secreciones respiratorias. Se contrae una vez en la vida y los mismos niños se convierten en portadores, pudiendo transmitirlo a otros de su edad o a sus futuros hijos en la edad adulta”, agrega el especialista.

Para no confundirse

Si bien las manchas pueden ser similares a las de otras pestes y acompañarse de inflamación en los ganglios localizados en la parte de atrás de las orejas -como ocurre también en el caso de la rubéola– el hecho de que la fiebre desaparezca una vez que se presentan las pintas permite hacer un diagnóstico diferencial en primera instancia. De todas formas, siempre es necesario consultar al pediatra, para descartar otras patologías.

Por tratarse de una enfermedad viral, no existe tratamiento específico: sólo es necesario el uso de antipiréticos, indicados por el médico, para manejar la fiebre.

“Debido a que suelen presentarse temperaturas sobre 39º, algunos niños pueden presentar convulsiones febriles (sobre todo en quienes tienen antecedentes familiares). Algunos estudios atribuyen esto a lo elevado de la fiebre, pero otros lo asocian a este virus en particular, que podría tener efectos en el sistema nervioso central. En ese sentido, es importante manejar adecuadamente la fiebre con la indicación del médico respecto al uso de paracetamol u otras medidas físicas, como evitar abrigar demasiado a los niños, aportar abundante líquido y usar compresas tibias.

Para tener en cuenta

La roséola o exantema súbito se diferencia de otras pestes porque las manchas surgen cuando baja la fiebre, mientras que en el resto de las eruptivas, éstas salen cuando la fiebre está en su máxima expresión.