Mareo sobre ruedas

Los mareos provocados por el movimiento en auto son muy comunes entre los niños. Reconoce por qué se producen y cómo poder evitarlos.


Es un clásico, en la mitad de la carretera, cuando es imposible parar, desde atrás uno de los niños, blanco como un papel y nauseabundo comienza a hacer arcadas y a pedir ayuda. ¿Por qué se producen los mareos? ¿Se pueden evitar?

Según la neuróloga infantil de Clínica Las Condes, doctora Isabel Margarita López, el mareo es una sensación de desequilibrio, en ocasiones asociada a sensación de debilidad, fatiga y pérdida de estabilidad, acompañada de náuseas, palidez, cefalea y, en algunas ocasiones, vómitos. “En este caso se produce un desacuerdo entre la sensación de movimientos y la percepción visual de ellos, que provocan falta de control sobre su cuerpo”, asegura.

¿Por qué en el auto?

Porque el sistema de equilibrio está trabajando constantemente para dar información acerca de las aceleraciones, frenadas y giros, que no coinciden con la información visual. Como explica la neuróloga, la sensación de equilibrio se apoya fundamentalmente en tres elementos: en la visión, en el sistema propioceptivo (que da señales al cerebro acerca de la posición del cuerpo) y en el oído interno, donde se encuentra el sistema vestibular, conocido como el órgano del equilibrio.

Cuando se produce una descoordinación entre ellos y la información que entrega cada uno no coincide, el niño se marea. Y agrega: “Esto también ocurre en barcos o botes pequeños, donde el sistema vestibular registra los movimiento del agua y la vista en el horizonte hace parecer que no nos movemos. Incluso este mareo puede persistir por largo tiempo una vez fuera del barco, lo que es conocido como mareo de tierra”.

Cómo prevenir

Entre menos referencias visuales, más se marean los niños. Es por ello que en los autos, generalmente los más afectados son los que van sentados atrás, los que van leyendo o dibujando. Eso sí, hay que tener presente que aquí la susceptibilidad personal y los antecedentes genéticos también cuentan. “Generalmente en familias con jaqueca, los niños suelen ser candidatos a marearse con mayor facilidad”.

Sin embargo, hay medidas que pueden ayudar:

  • Mantener el auto bien ventilado y darles de comer liviano antes y durante el viaje.
  • Tratar de que fijen la vista hacia adelante o que miren hacia afuera por la ventana.
  • Darles un chicle o una pastilla para chupar.
  • Hacerlos dormir puede ser una buena solución. Si no lo logras, mantenerlos entretenidos disminuye los riesgos de que se mareen (cantar, contar cuentos o jugar).
  • Evita los movimientos bruscos y trata de mantener una velocidad constante. Si el viaje es muy largo, detente cada cierto tiempo para que el niño camine. Demás está decir que no se debe fumar dentro del auto.
  • Si vas en avión, trata de sentarte en la zona de las alas. Si van en tren, en la parte delantera. En los buses, antes de la primera mitad y si vas en barco, permanece lo más cerca del centro de gravedad posible.

Eso sí, siempre tienes que estar preparado. Mantén bolsas a mano, paños húmedos y líquido para hidratar al niño si todas estas medidas no resultan suficientes y vomita de igual forma.

Atención con otros mareos

Hay muchas cosas que pueden provocar mareo en un niño: movimientos, golpes en la cabeza, medicamentos como antialérgicos o ansiolíticos, hipoglicemia, exceso de calor, en fin.

Sin embargo, hay que preocuparse cuando hay un mareo de inicio agudo sin un desencadenante claro. Si a esto se le suman síntomas como movimientos oculares, pérdida auditiva, dificultad para caminar, alteraciones visuales, dolor de cabeza, “hormigueos”, debilidad en las piernas y brazos, alteración de los sentidos, vértigo verdadero sin una causa aparente o pérdida de conciencia, es importante consultar con un especialista.

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