No quiere comer

Que el niño no coma de forma regular o que la hora de comida se transforme en un “desagrado”, podría indicar un problema.

En primer lugar, no se desespere. Es la regla de oro para padres de hijos con dificultades para comer. Porque entre más se ‘enganchen’, más probable es que el menor transforme esa conducta en una que se prolongue en el tiempo.

“Entre más estrategias se usen para lograr el objetivo, peor. Y esto es, simplemente, porque los menores se dan cuenta que están generando mucha atención, que es lo que buscan”, señala la psicóloga de Clínica Las Condes, María Ignacia Burr.

Que un niño no quiera comer se puede deber a distintas causas, tales como físicas o emocionales-psicológicas. “Una pena, un estado ansioso o un cambio concreto en la vida del niño puede provocar que no quiera comer. Si esto es temporal, hay que dejar que la situación se normalice por sí sola. Pero si se establece en el tiempo, ya estamos frente a un problema de aprendizaje o conducta”, comenta la especialista.


Factores:


Son tres los factores que influyen en la adquisición del hábito de alimentación.


  • La atención
    Muchas veces los adultos ponemos más atención al niño cuando presenta la conducta problema: si el niño escupe la comida y su hermano mayor se ríe, su mamá lo reta y se refuerza la atención hacia él.

    Lo mismo cuando los niños comen poco y comienzan las negociaciones durante horas o disfrazar las comidas para lograr el objetivo. “No hay que caer en el juego. Si no quiere comer, que no coma, ya lo hará después”, sugiere la especialista, y agrega: “Pero con una condición: que no coma nada entre medio. Lo más probable es que después de 4 horas tenga hambre y esta actitud se transforme en un medio para generar apetito”


  • El modelo
    Gran parte del aprendizaje del niño se da por imitación. El niño observa qué hacen sus padres y hermanos y luego repite la conducta. “Si la mamá no se sienta nunca en la mesa y hace otras cosas a la hora de comer, los niños van a levantarse a jugar antes de terminar”


  • El ambiente
    No caer en la tentación de ponerlos frente al televisor o pasarles muchos juguetes para lograr que se alimenten.

    “El ambiente debe ser lo más limpio posible de estímulos y la hora de comida no puede significar hora de juegos. Desde los seis meses en adelante al niño se le debe dar señales: servilleta, individual, vaso, plato. Fácilmente va a relacionar esos objetos con la comida”


Problema conductual


La comida no siempre gusta a la primera. Si no les gustó algo, se debe volver a intentar en menor cantidad después de un par de días para que lo reconozca como un alimento familiar. La idea es que prueben de todo y que lo disfruten.

Por otra parte, cuando el problema frente a la comida es conductual, el tratamiento psicológico es breve. “Los tratamientos generalmente son con los padres y no con los niños. Ayudamos a los padres para que ellos ayuden a sus hijos”. Lo importante es que en esos casos todos los que rodean al menor estén en la misma línea, con una actitud consistente y sistemática.


Preocuparse si:


  • En forma reiterada el niño no quiere comer. No come ni al desayuno, ni a la hora de almuerzo ni en la comida.
  • Vomita reiteradamente como forma de rechazar abiertamente la comida.
  • Cuando las horas de comida se transforman en pelea o más bien en una lucha de poder entre padres e hijos.

Para establecer un buen hábito de alimentación:


  • Los niños siempre deben comer a la misma hora.
  • Los niños siempre deben comer en el mismo lugar (cocina, comedor).
  • Que en el lugar donde el niño come estén los objetos necesarios, como servilleta o babero, plato, cubiertos, individual.
  • Que el niño coma únicamente, sin estar realizando actividades como jugar o estar viendo TV.