Reglas para una piscina segura

¿Qué hacer para evitar accidentes durante este verano? Aquí, 9 medidas básicas de prevención.


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Las estadísticas son alarmantes: el 70% de los niños ahogados ha estado bajo supervisión de un familiar al momento del accidente. Ello se explica porque el ahogo es un hecho silencioso que puede pasar inadvertido si el adulto junto a la piscina está, por ejemplo, simplemente distraído en la lectura de una revista.

A los tres minutos de ocurrido el hecho, sobreviene un paro cardiorrespiratorio que sólo puede enfrentarse con maniobras de reanimación. Sin embargo, en todos los casos los ahogamientos son absolutamente evitables si se sigue el siguiente decálogo de prevención:

1. Una buena reja disminuye el riesgo de accidentes a la cuarta parte. La protección debe tener más de 1 metro 35 cm. de alto, pues se ha demostrado que ya a los cuatro años la mitad de los niños puede escalar dicha altura. Sus barras deben ser de buen material, verticales, separadas por no más de ocho centímetros y sin travesaños que puedan ser trepados. Es imprescindible que tenga un buen anclaje, es decir, que no haya huecos por debajo, como por ejemplo, agujeros cavados por el perro.

2. La puerta de la reja debe ser automática o abatible. Quien la abra el jardinero, por ejemplo debe cuidar de cerrarla.

3. Elimina arbustos o muebles cercanos a la reja, para disminuir la posibilidad de acceso a la parte superior.

4. Las cubiertas deben tener la tensión adecuada pues si se hunden, se cubren de agua que, incluso al tener uno o dos centímetros de profundidad, reviste peligro. Pueden funcionar sin reja, pero deben quedar muy bien instaladas. En la práctica son poco útiles en el verano pues exigen una larga instalación que es imposible de realizar cada vez que se utiliza la piscina, por lo cual ésta tendría que estar permanentemente vigilada cuando no está puesta la cubierta. Existen alarmas que se dejan flotando, y que suenan cuando un objeto cae al agua: son de poca utilidad, porque tienen demasiados falsos positivos, es decir, suenan incluso cuando cae un insecto.

5. Es mejor que los niños no usen alitas. No sirven, pues dan una sensación de seguridad ficticia. Prefiera un chaleco salvavidas con una parte para afirmar la cabeza. Ésta debe estar integrada al salvavidas, debe contener aire o algún elemento poroso que la haga flotar, y debe adaptarse a la edad, el peso y la talla del niño en cada momento de su desarrollo. Se venden en cualquier tienda reconocida de artículos deportivos, pero no los use como único sistema de seguridad si no posee las características antes mencionadas.

6. Conoce los teléfonos de emergencia e instruye al respecto a tu familia. Mantenlos anotados en un lugar visible de la casa que todos sepan.

7. Antes de los cuatro años, no confíes en que el niño sepa nadar: las clases de natación no evitan el ahogo.

8. Entrena a la persona que cuida a los niños en maniobras de reanimación cardiopulmonar y, en segundo lugar, enséñale a nadar.

9. Sobre todo, jamás dejes solos a los niños en ninguna piscina o fuente de agua: todos los ahogo son evitables.

¿Qué hacer en caso de ahogo?

  • Grita por ayuda.
  • Saca lo antes posible al niño del agua.
  • Si respira, ponlo de costado (posición de recuperación) y llama una ambulancia.
  • Si no respira, inicia de inmediato la respiración boca a boca y masaje cardíaco. No te des por vencido muy pronto. No extraigas el agua de los pulmones o estómago. Sólo demora la reanimación.
  • No le quites o cambies la ropa, la baja temperatura es un aliado en estos casos.
  • Es mejor una reanimación mal hecha, que ninguna.