Molestias en los pies

Ya sea por sobreuso o deformidades, existe una serie de patologías que pueden afectar al pie y, por lo tanto, la vida diaria. ¿Cuáles son y cómo tratarlas?



dolor de pies

Ya sea por sobreuso o deformidades, existe una serie de patologías que pueden afectar al pie y, por lo tanto, la vida diaria. ¿Cuáles son y cómo tratarlas?

 

Dada su compleja anatomía, los pies pueden sufrir distintos tipos de problemas y afectar ya sea desde el talón, la planta, las articulaciones, los tendones y/o los ligamentos. “Generalmente, las mujeres son quienes más sufren molestias y dolores en los pies, tanto por el uso de zapatos de taco alto como por la mayor laxitud que presentan, la cual favorece posturas inadecuadas”, explica el doctor Marcelo Somarriva, traumatólogo de CLC y especialistas en trastornos del pie.

Los hombres, en todo caso, no quedan exentos. Con el auge del “running” por una parte, y los problemas de sobrepeso por otra, es frecuente que se acerquen a consultar afectados por alguna dolencia en concreto.

 

¿Cuáles son las alteraciones que en mayor medida afectan a los pies y cómo deben tratarse? Junto al especialista presentamos en detalle las más habituales:

 

Juanetes (o hallux valgus)

 

Se trata de una protuberancia que comienza a formarse cuando el dedo gordo se angula y desvía hacia el lado (sobre el resto de los dedos), lo cual ocasiona que la cabeza del hueso sobresalga y roce con el zapato, por lo que el tejido subyacente se inflama y se forma una prominencia ósea, aumentada por una bursitis o inflamación de la cápsula de la articulación.

Pese a ser genético en la mayor parte de los casos, para prevenir su formación se debe utilizar un calzado ancho, que dé espacio a todos los dedos.

Su tratamiento es cuando, además de la deformidad, existe dolor y molestia. Aquí, la única solución es la cirugía, donde se extrae la prominencia ósea, el tejido inflamado y, lo más importante, se corrige la angulación del hueso al efectuarse cortes que luego son fijados con tornillos especiales. Es una cirugía que exige una técnica diferente de acuerdo al grado de deformidad y la edad del paciente, y que se ha simplificado mucho con los nuevos sistemas de fijación del hueso y las técnicas de anestesia regional, que aseguran un postoperatorio prácticamente libre de dolor.

Se requiere de uno a dos días en la clínica, marcha con zapatos especiales y unos 45 días de recuperación, dependiendo de cada caso.

 

Dedos en garra

 

Es una deformidad permanente de la articulación de los dedos, donde estos se angulan ligeramente hacia arriba y después hacia abajo, descansando en la punta. Cuando la presión en esta posición es suficientemente extensa, los tendones del dedo se contraen y se vuelven rígidos. Aparecen callosidades en el dorso y se hace muy molesto el uso del calzado. El riesgo de desarrollar un dedo en garra aumenta si los dedos ya están presionados por un juanete. Lo mismo si el pie tiene un arco muy pronunciado (pie cavo).

Su tratamiento inicialmente es en base al uso de plantillas que permiten mejorar el ángulo de apoyo del metatarso, pero si la deformidad o las molestias son muy acentuadas, se debe corregir mediante cirugía, ya sea del juanete (dedo que está deforme) o acortando los metatarsianos menores para que el apoyo no sea tan excesivo en la zona.

 

Dedos en martillo

 

Es la deformidad de los dedos menores del pie, generalmente producidas por desbalance tendinoso o por dedos muy largos que tienden a doblarse hacia abajo (como un martillo). Producen muchas molestias asociadas.

El tratamiento se basa inicialmente en el uso de plantillas, zapatos más amplios y, si esto fracasa, se corrige la deformidad del dedo seccionando parte del hueso y luego fijándolo con una pequeña aguja bioabsorbible.

 

Neuroma de Morton

 

Es el dolor que generalmente se centra entre el tercer y cuarto dedo del pie y resulta del engrosamiento del nervio que se encuentra en esa zona. Suele producir hinchazón, aumento de la sensibilidad y dolor (generalmente por el uso de zapatos muy apretados o después de caminar o estar mucho de pie). Si el dolor se vuelve severo puede provocar hormigueo, entumecimiento o ardor en los dedos.

El tratamiento comienza con el uso de plantillas para disminuir el apoyo excesivo en el arco anterior del pie. Si persisten las molestias se pueden hacer infiltraciones y si estas fracasan, recurrir a una neurectomía (extirpación del nervio).

 

Sesamoiditis

 

Condición que involucra a los sesamoides, pequeños huesos redondeados que se encuentran debajo de la cabeza del primer metatarsiano (hueso que une los dedos con el resto del pie) y que sostienen todo el peso corporal. Esto mismo lleva a que en ocasiones ocurran microfracturas por presión dentro de ese hueso –favorecidas por actividades como el balet o el trote), que pueden llegar a producir una necrosis de los sesamoides, lo cual ocasiona un dolor muy importante.

El tratamiento comienza con la disminución de la sobrecarga de esa zona (reposo relativo), el uso de plantillas y antiinflamatorios. Sólo en los casos más severos se requiere de una cirugía.

 

Fascitis Plantar

 

Ocurre debido a la inflamación de la fascia plantar, una estructura similar a un ligamento (como una cuerda tensionada) y que permite apoyar el arco del pie y servir como amortiguador. Generalmente es consecuencia de ejercicios de alto impacto como el trote o el tenis. Si bien puede ser temporal, el hecho de no advertirla a tiempo puede convertirla en una dolencia crónica.

El tratamiento consiste en realizar ejercicios de elongación y estiramiento de la planta del pie (con apoyo kinésico), uso de antiinflamatorios y cremas locales, utilización de plantillas especiales y disminución del ejercicio que impacte esa zona. Puede ser necesario efectuar infiltraciones y sólo cuando el caso lo amerite, y en forma excepcional, puede recurrirse a la cirugía.

 

Pronación Excesiva

 

Ocurre cuando el pie tiene una tendencia a doblarse hacia dentro, aplanando longitudinalmente al arco y encogiendo la fascia plantar. Además de ocasionar dolor en el pie, piede provocar problemas secundarios en la cadera, rodilla y parte baja de la espalda.

El tratamiento se basa en el uso de plantillas o zapatillas especialmente diseñadas para pronadores.

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Especialistas de pie y rodilla

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