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Los padres y el bullying

11 de septiembre, 2013 Bienestar Psicológico
¿Tu hijo ha sido víctima de bullying? ¿Sabes qué hacer y cómo actuar si está siendo agredido? El bullying es difícil, doloroso y silencioso. Aquí algunas pautas para enfrentarlo.

El bullying se da cuando uno alumno (o grupo) más fuerte intimida en forma repetida, intencionada y a lo largo del tiempo, a un compañero más débil e indefenso.

Este requiere que exista abuso de poder, repetición y que el maltrato se ejerza a través de conductas como amenazas, intimidaciones, agresiones físicas, aislamiento sistemático o insultos. Además, se desarrolla en un contexto de silencio tanto por parte de los agredidos como de los agresores y los testigos.

Pero ¿cómo un papá o una mamá pueden darse cuenta de que su hijo está siendo sometido a bullying? “Lamentablemente, hay que reconocer que, muchas veces, los padres son los últimos en enterarse de lo que les está sucediendo a sus hijos. Lo que pasa es que tanto los agredidos como el resto de los involucrados no dicen nada y encubren al agresor”, señala la psiquiatra infantil y de adolescentes de Clínica Las Condes, doctora doctora Viviana Herskovic.

“Se impone la ley del silencio entre los testigos: compañeros de curso, profesores, inspectores y autoridades. Todos niegan el fenómeno y no hacen nada para detenerlo. En esta dinámica, la víctima tiene muy pocas posibilidades de salir por sí sola del problema. Ésta es la razón por la cual la participación de los otros juega un papel fundamental en la solución del conflicto”, explica la especialista.

Padres alerta

El “guatón”, “orejón”, “narigón”, “mateo”, “afeminado” o “cuatro ojos”… el de una raza distinta o cualquier niño que se salga de la norma es un gran candidato para padecer bullying.

De esta forma, enterarse de estas denominaciones o cualquier otro sobrenombre despectivo es el primer indicio para ponerse en alerta.

Otras señales importantes a considerar son que el niño no tenga amigos, que sus compañeros de curso los excluyan de sus cumpleaños o que no los elijan para hacer trabajos de grupo. En definitiva, que sea un niño más solo y más débil.

“Entre los síntomas que también pueden hacer sospechar a los padres y a los adultos de que un niño está siendo agredid, se destaca el que muchas veces estos menores presentan problemas depresivos, ansiosos y de angustia”, agrega la psiquiatra.

Además, es importante tener claro que los niños siempre dan claves y que los padres deben darse cuenta de lo que sus hijos les están tratando de manifestar. “Los papás tienen que ser capaces de descifrar a su hijo. El problema es que, tanto para los padres del agredido como para los del agresor, el byllying es algo difícil de asumir… Cuesta tomarle el peso y aceptarlo. Que los hijos estén en problemas, siempre duele mucho”.

Qué hacer

En primer lugar, los padres deben estar atentos a cómo está su hijo en el colegio. Si le gusta ir, si va contento o no, y estar alerta frente a cualquier comentario que hagan sobre lo que les está pasando. Es en este momento cuando los padres pueden indagar y obtener información valiosa para tomar cartas en el asunto. La idea es que ante cualquier sospecha, pregunten más a fondo para poder analizar si lo que está sucediendo es un hecho aislado o frecuente; si es algo pequeño o la “punta de un iceberg”. ¿Cuándo pasó?, ¿qué pasó?, ¿por qué pasó?, ¿quién lo hizo?, ¿cómo te sientes? Sin algunas preguntas clave que lo ayudarán.

Cuando se identifica el problema, hay que enfrentarlo. Los padres no deben evitar el conflicto y jamás decir a sus hijos frases como “no hagas caso”, “haz que no pasa nada, ignóralos”. No podemos olvidar que el bullying se asocia con problemas emocionales. Lo que sucede es que, de una u otra manera, los niños agredidos dicen y sienten que nadie los comprende.

“Entonces, el mensaje de los padres no puede ser aquí no está pasando nada. No puede ser la estrategia de enfrentamiento ya que, de cierta forma, discapacita a estos niños para hacer frente a la violencia de la que son víctimas”, dice la especialista.

Ser asertivo

¿Qué se busca tras el bullying? Lo que quiere y necesita el agresor es que su víctima responda llorando, que arranque, que le tenga miedo, que le ruegue que no siga y que le suplique lo deje en paz.

Es ahí donde radica su poder. “Entonces, si el agredido le dice ‘no me molestes’ y es asertivo, es probable que le ponga fin al problema. El agredido debe enfrentar el conflicto, no debe dejarse victimizar ni permitir que lo pasen a llevar”, dice la doctora.

Es importante recalcar que tanto el agredido como el agresor tienen problemas psicológicos que se deben tratar. Lo más probable es que el agresor tenga dificultades en su hogar y que su manera de desahogo sea agrediendo en el colegio. “Aunque cueste, los padres de la víctima deben pensar en el agresor ya que ese niño también necesita ayuda. Ésta es la razón de porqué es tan importante contarlo en el colegio. Lo más probable es que el victimario sea víctima de agresión en su casa. Al agresor hay que tratar de mirarlo como otro niño que también necesita ayuda”, concluye.

Cifras que van en aumento
  • El 45% de los alumnos chilenos participa en un grupo que molesta a un compañero y el 25% suele comenzar una pelea con otro.
  • A un 51% de los alumnos les han robado algo en el establecimiento escolar y un 34% de ellos ha sido molestado, estando solo, por un grupo en el colegio.
  • El 32% de los alumnos (niñas y niños entre 7 y 10 años) dice haber sido víctima de agresiones psicológicas e intimidación por parte de sus compañeros y, de estos, alrededor del 13% lo es a veces o frecuentemente.
 
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