A cuidar la espalda: Cómo prevenir el dolor

Las cifras hablan por sí solas: más de 90% de las personas ha tenido o tendrá al menos un episodio de dolor lumbar en su vida. ¿Cómo prevenirlo y cuándo se debe consultar?


El dolor de espalda puede ser prevenido con la práctica de deporte, disminuyendo el estrés, entre otros

No sólo nos mantiene erguidos y nos permite movilidad, la columna, además, es el soporte de los principales órganos del cuerpo y protege nuestro sistema nervioso periférico y central. Por lo tanto, la buena salud de la espalda es clave para una buena calidad de vida.

Pero el agitado ritmo de vida actual, las largas horas frente al computador, el sedentarismo, la obesidad y el cigarro, entre otros factores, no hacen otra cosa que dañarla y deteriorar su estructura con el paso del tiempo. De ahí el irritante dolor de espalda, ese que puede ir desde una leve molestia a aquel que impide la realización de las actividades más básicas de la vida diaria.

Según los especialistas de Traumatología de Clínica Las Condes, el más común de los dolores de espalda es el lumbago, aquel que se siente en la cintura y que se puede clasificar en cuatro categorías:

  • Lumbago puro: es localizado y, habitualmente, es producto de un episodio traumático o de un esfuerzo físico mayor.
  • Articular: tiende a aumentar con movimientos específicos del tronco y que se irradia a otras partes del cuerpo.
  • Radicular o neurológico: se irradia claramente a través de un trayecto nervioso.
  • Atípicos: los que no tienen una presentación clínica lógica y presentan un dolor errático.
 

¿Por qué duele la espalda?

El dolor de espalda puede ser producto de una serie de factores. Según los especialistas, cuando se trata de un dolor agudo, que desaparece después de un tiempo, generalmente no se asocia a una causa patológica clara, aunque hay diversos estudios que apoyan la teoría de que en este tipo de dolencias existe un fuerte componente genético.

Por otra parte, hay estudios científicos que han demostrado que no es necesario que exista “algo” en la columna para que duela. De hecho, parece ser que la espalda es también un centro donde se depositan todas las tensiones, por lo que en pacientes donde no existe un compromiso neurológico, es altamente probable que el dolor tenga un origen emocional.

Pero también existen enfermedades y malas posturas que pueden gatillar dolencias, las que se clasifican en degenerativas, traumáticas, infecciosas, tumorales, inmunológicas y congénitas. La enfermedad degenerativa más común es la espondioartrosis. Esto corresponde al deterioro progresivo de las estructuras óseas de la columna y de sus partes blandas como discos, articulaciones o ligamentos, y no siempre está relacionado con la edad. Un diagnóstico precoz es clave en la prevención y tratamiento de los factores de riesgo.

Las enfermedades infecciosas, por su parte, pueden ser tremendamente dolorosas, de hecho es uno de los principales síntomas, a los que se suma la rigidez y habitualmente fiebre.

En tanto, si el dolor de espalda es en reposo, se exacerba de noche, es oscilante y mantenido en el tiempo, es probable que el malestar tenga relación con una lesión tumoral benigna o maligna. “Es raro que el cáncer en la columna aparezca inicialmente en ella. Generalmente es producto de una metástasis y tratado a tiempo tiene pronóstico favorable. Por ello no es recomendable automedicarse con analgésicos y antiinflamatorios sin consultar, pues pueden camuflar una patología grave”, explican los especialistas.

Por último, en muchos casos el dolor de espalda pasa a ser un dolor crónico (el síntoma tiene más de seis meses de evolución). Esto sucede porque muchas de las patologías a la columna pueden ser degenerativas y las estructuras se van descastando en forma progresiva.

Vida sana… espalda sana

Para mantener el dolor de espalda a raya, es fundamente la educación de la población, especialmente de los niños. Aquí, los profesores de educación física tienen un rol primordial, ya que deben enseñar a los niños las posturas adecuadas y erradicar las viciosas.

Hacer ejercicio también es determinante, ya que la actividad física potencia la musculatura que participa en la estabilidad de la columna. Según los especialistas, la natación es el mejor ejercicio para fortalecer la espalda, porque, además de movilizar toda su estructura, no está expuesta a ningún impacto.

También es clave evitar los factores de riesgo que la exponen a traumas, patologías o desgastes estructurales. Los principales: sedentarismo, obesidad, sobrepeso (ya que los discos están hechos para soportar una determinada relación entre talla y peso), actividad física de alto impacto (como motocross o trote sobre pavimento), tabaquismo (ya que daña los tejidos blandos), malas posturas, los trabajos con alta exigencia física, en especial aquellos en que hay una flexión de tronco permanente, y las vibraciones o impacto sostenido sobre la columna, como los que sufren, por ejemplo, los choferes de camiones tolva, trabajadores sometidos a labores de alta vibración, y otros.

Origen del dolor de espalda:

 
  • Problemas congénitos (escoliosis, estenosis).
  • Traumático (caída).
  • Degenerativo.
  • Postural.
  • Infeccioso.
  • Inmunológico.
  • Tumoral.