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Cáncer de piel

Los dos tipos más frecuentes de cáncer de piel son:

Carcinoma basocelular, que supone más del 90% de los cánceres de piel. Se trata de un cáncer de crecimiento lento que rara vez se disemina a otras partes del cuerpo. Sin embargo, si no se trata, puede extenderse a zonas adyacentes e invadir hueso y otros tejidos bajo la piel.

Carcinoma espinocelular, mucho menos frecuente que el carcinoma basocelular. Puede ser más agresivo que el carcinoma basocelular y también es más probable que crezca en profundidad bajo la piel, así como que se extienda a regiones distantes del cuerpo.

Estos tipos de cáncer de piel en ocasiones reciben el nombre de cáncer de piel distinto del melanoma. Cuando se detectan precozmente, hay casi un 100% de probabilidades de curación.

La queratosis actínica, o queratosis solar, es una enfermedad precancerosa con el potencial de convertirse en un carcinoma espinocelular. Aparece en forma de placas escamosas, rugosas y de color rojo o marrón en la piel. A menudo se notan con más facilidad que se ven. Al igual que el cáncer de piel, la queratosis actínica aparece normalmente en zonas expuestas al sol, si bien puede encontrarse también en otras partes del cuerpo.

Otro tipo de cáncer que afecta a la piel es el melanoma, que comienza en las células productoras de pigmento de la piel. Es menos frecuente que los cánceres basocelular y espinocelular, pero es más peligroso que cualquiera de ellos y puede ser mortal. Si se detecta precozmente, hay casi un 97% de posibilidades de curación.
Los síntomas del cáncer de piel varían de una persona a otra y pueden consistir en alteración de la piel, como una mancha nueva o una que cambia de tamaño, forma o color; herida que no cicatriza; mancha o herida que cambia en cuanto a sensación, picor, hipersensibilidad o dolor; pequeño bulto liso, brillante, pálido o céreo; bulto rojo y firme que puede sangrar o presentar una costra o a través de una mancha plana y roja que es rugosa, seca o descamada.

Muchos de estos síntomas no son cáncer, pero, en caso de observar uno o más de ellos durante más de dos semanas, consulte al médico.