El lado gordo del cáncer

Diversos estudios han establecido que la obesidad se relaciona con un aumento en el riesgo de cáncer de mama, útero y colon de hasta dos veces en comparación con personas de peso normal.


Si fumas, tienes mayor riesgo de sufrir cáncer al pulmón. Si tomas sol en exceso, cáncer a la piel. Y si estás obeso, tienes más posibilidades de sufrir cáncer de esógafo, páncreas, intestino grueso, mama, útero y riñón. ¿Lo habías imaginado alguna vez? Pese a que habitualmente uno tiende a asociar obesidad con trastornos como la diabetes tipo 2 o las enfermedades cardiovasculares, existe una serie de mecanismos que relacionan la obesidad con un mayor riesgo de cáncer.

Por ejemplo, el hecho de que el exceso de grasa corporal incida en una mayor producción de hormonas femeninas (estrógenos), el aumento de sustancias inflamatorias y el exceso de producción de insulina (resistencia a la insulina). Además, las personas con obesidad presentan otras conductas que llevan a un mayor riesgo de cáncer, como son una dieta alta en grasas, especialmente saturadas, y comidas más procesadas con mayor contenido de aditivos colorantes, preservantes y saborizantes (que pudieran ser carcinogénicos), unido a un estilo de vida sedentario.

Sí, el sedentarismo es un factor conductual que también puede influir directamente en un mayor riesgo de cáncer, independiente de su rol generador de obesidad. Esto, por la mayor probabilidad de aparición de resistencia a la insulina. El tabaco es el segundo factor de riesgo ambiental más importante después de la alimentación, y los anteriores más la ingesta de alcohol, pueden dar cuenta de cerca del 70% de las causas no genéticas de cáncer.

¿Gordo yo?

Ahora bien, ¿qué “tan gordo” hay que estar para entrar al grupo de riesgo? La obesidad se define como un exceso de grasa corporal a un nivel que implique un mayor riesgo para la salud, y se diagnostica con un índice de masa corporal o IMC (peso dividido por la estatura al cuadrado) mayor de 30. En Chile, la última encuesta nacional de salud del año 2009.2010 mostró cifras preocupantes, con un 25% de los chilenos mayores de 15 años clasificados como obesos (31% de mujeres y 19% hombres) y 64% presentando algún grado de exceso de peso (IMC mayor de 25). En ambos casos, el riesgo de cáncer aumenta considerablemente respecto al de una persona con peso normal. De hecho, se ha calculado que aun aumento del IMC de 25 a 30 puede elevar el riesgo de cáncer hasta en un 60% en las mujeres y 54% en los hombres.

La relación más estrecha entre cáncer y obesidad, según los expertos, se produce con el cáncer de esófago, páncreas, intestino grueso, mama (después de la menopausia), útero y riñón, aunque también es probable la relación entre obesidad y cáncer de vesícula biliar.

Alejarse del cáncer

No todas son malas noticias, pues está demostrado que una reducción de peso se asocia a una disminución de varios de los factores causales de cáncer relacionados con la obesidad, entre ellos, mejora en la resistencia a la insulina, disminución de los niveles de estrógenos en las mujeres y menor inflamación. Además, la reducción exitosa de peso se acompaña de una mejoría en la cantidad y calidad de la alimentación y en la actividad física.

Las recomendaciones son mantener un IMC menor a 25 y/o un perímetro de cintura menor de 80 cm. en la mujer o menor de 90 cm. en el hombre. Lo anterior debiera acompañarse con un estilo de vida saludable que incluya una dieta baja en grasas de origen animal, de azúcares simples y sal, un aumento del consumo de fibra dietética a través de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, además de un bajo consumo habitual de bebidas alcohólicas y un mayor nivel de actividad física en la vida diaria.

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