Hito a nivel nacional: mamá a pesar del cáncer

Durante el año 2012 dos mujeres embarazadas superaron un diagnóstico de cáncer en Clínica Las Condes. Esta es la historia de una de ellas, Chantal, quien después de haber estado al borde de la muerte, hoy tiene a su hijo de siete meses en sus brazos.

 

Tal vez es la primera ocasión que usted oye algo similar ¿Embarazada y con cáncer? Basta ponerse unos segundos en ese escenario para que todo se vuelva un cúmulo de preguntas… ¿Es posible superar algo así? ¿Cómo puede efectuarse un tratamiento efectivo sin dañar a la guagua que viene en camino? ¿No se supone que las técnicas como quimioterapia o radioterapia matan todas las células en crecimiento?

Un diagnóstico de cáncer en una embarazada conlleva un enorme desafío para la comunidad médica pues implica ponderar una serie de variables que no solo persigan mejorar a la madre, sino también salvar al niño en gestación. Una fórmula nada de fácil, pero que durante el año recién pasado pudo resolverse con éxito en Clínica Las Condes.

Con un temple digno de imitar y un sentido del humor que nunca dejó de lado, Chantal Gardilcic es el fiel reflejo de hasta dónde puede llegar el amor de una madre, que nunca bajó los brazos pese a los duros momentos que le tocó vivir.

“Todo partió con un fuerte dolor al bazo. Como venía llegando de un viaje, con varias horas de vuelo, pensé que había viajado mal sentada y no le di mucha importancia. Pasaron algunos días y me fui al norte, donde me comenzó de nuevo. Fui a un servicio de Urgencia y un médico me recomendó ir a un urólogo a mi regreso. Semanas antes me había hecho un hemograma por indicación de una nutricionista, ya que tenía la intención de bajar de peso, y aproveché de llevarle esos exámenes. El médico se dio cuenta que había algunos resultados alterados y me aconsejó consultar a un hematólogo por una supuesta anemia. Lo raro era que yo no estaba pálida ni débil.

Un pequeño detalle

Como mi mamá tiene un tipo de leucemia linfática crónica, decidí ir adonde su médico tratante, quien apenas vio los resultados me dijo que pensaba que yo tenía una leucemia de las células velludas; un tipo de cáncer que también habían tenido dos tíos míos (un hermano y un primo de mi papá), que afecta por lo general a hombres mayores. La verdad es que nunca me asusté, porque ellos dos se habían tratado con éxito y estaban de lo más bien. Si yo era más joven, pensé (tenía 39 años), seguro me iría mejor aún. Pero había un ‘pequeño detalle’. Recién hace un año me había casado y estaba buscando tener hijos.

Llegué al Centro Clínico del Cáncer de Clínica Las Condes para tratar mi cáncer y, junto con los especialistas conversamos sobre las alternativas para preservar mi fertilidad y la congelación de ovocitos antes de iniciar mi tratamiento. Estando en eso, y cuando fui con mi marido (Cristián Araya) adonde el especialista encargado de todo el proceso que conlleva la vitrificación, nos dimos cuenta que ya estaba embarazada. Hasta ese entonces yo todavía no comenzaba con tratamiento oncológico, pero este nuevo escenario llegó a remover todo”.

Todo iba bien hasta…

Según explica el doctor Alfredo Germain, especialista en Medicina Materno-Fetal de CLC y quien estuvo a cargo de seguir de cerca el embarazo de Chantal, si bien desde un comienzo se plantearon como equipo la dificultad de este caso y todos los riesgos implicados, gracias a un adecuado seguimiento tanto oncológico como obstétrico, la gestación avanzó sin grandes contratiempos hasta alrededor de la semana 25.

“Dada la planificación que se hizo, hasta ese momento la paciente no había recibido tratamiento para su enfermedad, pero nos dimos cuenta que el recuento de plaquetas era cada vez más bajo y el de células leucémicas cada vez más alto, por lo que era necesario e imperioso iniciar cuanto antes una terapia oncológica que fuera compatible con su condición de embarazada”.

Así, los especialistas del Centro Clínico del Cáncer, liderados por el doctor Carlos Regonesi, decidieron comenzar un tratamiento más conservador (con anticuerpos monoclonales) cuyo objetivo era tratar de mantener la leucemia a raya, mientras el embarazo seguía su curso. “En este caso en particular se pudo retardar el inicio de la terapia porque el control riguroso de la paciente era factible y porque los parámetros se mantuvieron estables por un tiempo. Sin embargo, cuando la enfermedad se activó, fue necesario comenzar con una terapia biológica de efectividad y toxicidad menor, con el fin de permitir un mejor desarrollo gestacional; algo solicitado por su obstetra”, asegura el oncólogo.

Dada la complejidad del caso, se determinó que lo más seguro era que la paciente quedara internada en la clínica, de manera de vigilar los parámetros de salud tanto de la madre como del niño en forma constante. El 19 de junio de 2012 Chantal hizo su ingreso a la clínica y solo pudo irse a su casa 141 días después.

El largo camino

“La verdad es que nunca me sentí mal, ni por el embarazo ni por el cáncer. Es cierto que los resultados de los exámenes iban empeorando cada vez más, pero no me sentía enferma y siempre supe que iba a salir adelante”, confiesa.

Sin embargo, el tratamiento escogido no dio los resultados esperados y la enfermedad tomó un curso bastante agresivo.

“Pese a una respuesta inicial favorable, la leucemia tuvo una reactivación, lo que motivó un tratamiento específico con quimioterapia, que si bien no es el ideal, puede comenzar a utilizarse a partir del segundo trimestre del embarazo, en una decisión que debe ser siempre tomada por un equipo multidisciplinario”, explica el doctor Regonesi.

Pero tampoco hubo buenas noticias. Chantal toleró muy mal la quimioterapia y comenzó con un cuadro de toxicidad severa, con dificultad respiratoria progresiva. Ya no era posible seguir esperando, y luego de administrar corticoides para hacer madurar los pulmones del niño, el equipo decidió interrumpir el embarazo en la semana 31 de gestación.

“Sólo recuerdo que me prepararon para el parto y que desperté un mes y medio después, pensando que venía recién saliendo del pabellón”. ¿Qué ocurrió en ese intertanto? Nació Gabriel, con 1.600 gr de peso y una excelente condición de salud pese a ser prematuro, pero Chantal salió del parto con ventilación mecánica, debido a una insuficiencia respiratoria grave que la llevó a estar más de un mes internada en la UTI y ser sometida, incluso, a una traqueotomía, dada lo deteriorada de su función pulmonar.

“Sé que estuve muy mal, pero nunca me eché a morir. No podía siquiera comunicarme y lloré varias veces, hasta que me di cuenta que después me daba mucho calor y me dolía la cabeza, así que decidí no llorar más y tratar de estar lo mejor posible para irme pronto a mi casa, con mi guagua y Cristián. De hecho, una vez quisieron darme la extremaunción pero no los dejé. Yo no me iba a morir. De eso estaba segura”.

Antes de que Gabriel fuera dado de alta (alrededor de los dos meses de vida), y cuando Chantal ya estaba en cuidados intermedios, alcanzaron a estar juntos por primera vez unos minutos… Solo volverían a verse cuando ambos estuvieron en la casa, algunas semanas después.

¡Por fin en casa!

En diciembre, y después de cinco meses luchando contra su enfermedad, Chantal pudo volver a su hogar con su marido y su hijo, pese a todavía encontrarse muy débil. “No podía cambiarle pañales ni tomarlo, porque no tenía fuerzas. Tras tantos meses postrada había perdido la musculatura y tuve que comenzar un tratamiento fisiátrico para recuperar la movilidad. Pero Gabriel siempre supo que yo era su mamá y se alegraba mucho cuando me veía. Afortunadamente había estado en neonatología poco más de dos meses, pero nunca estuvo delicado de salud. ¡Y sigue creciendo súper sano!

De verdad que si nosotros dos no hubiéramos llegado a Clínica Las Condes, no habríamos podido contar esta historia. Acá hubo un manejo multidisciplinario muy riguroso, que me permitió vivir pese a haber estado al borde de la muerte en varias oportunidades. Siempre supe que tanto mi guagua como yo estábamos en las mejores manos. También tengo que dar las gracias al apoyo de mi familia y amigos, y a todas las personas que rezaron por mí, de todas las religiones y credos, porque fueron fundamentales también para superar mi enfermedad, dándome ánimo para no decaer”.

El futuro

Con controles periódicos y un acucioso seguimiento médico, Chantal se recupera satisfactoriamente ya sin rastros de la leucemia. Todo un hito para el Centro Clínico del Cáncer de CLC, en conjunto con la Unidad de Medicina Materno Fetal de Ginecología y Obstetricia, y el Servicio de Neonatología de CLC.

¿Qué le espera en el futuro? El doctor Regonesi explica que si bien la respuesta hematológica fue excelente, debe mantenerse en control permanente por la posibilidad de reactivación de su enfermedad.

“Quisiera destacar que Chantal y Gabriel están en excelentes condiciones, motivo de orgullo y felicidad para CLC en su conjunto, ya que cada especialista se involucró personalmente en el tratamiento. El éxito se debe al trabajo mancomunado de todos, pero especialmente a la voluntad, tenacidad y fuerza inquebrantable de Chantal y su marido”.

Gabriel

Mientras Chantal daba su lucha por sobrevivir al cáncer, su hijo Gabriel, que nació con 31 semanas de gestación y 1.600 gr de peso, hacía lo suyo en la Unidad de Neonatología de CLC, donde estuvo dos meses hasta ser dado de alta.

"Hoy, con 7 meses de vida, ha presentado un buen crecimiento y desarrollo, y se encuentra en su domicilio, con apoyo del programa de seguimiento del Centro de Prematuros de nuestra clínica", explica el doctor Hernán Villalón, neonatólogo y pediatra del niño.

Como padre, Cristián recuerda los buenos y malos momentos que le tocó vivir esos meses. "Al día siguiente que nació yo pude tenerlo en brazos por primera vez y aunque estaba en buenas condiciones para lo prematuro que era, al principio fue todo muy incierto; no se sabía bien si en algo le había afectado la enfermedad o el tratamiento (que finalmente al parecer fue inocuo), y por otro lado Chantal estaba muy grave. Fue duro, pero no sacaba nada con sentarme a llorar, había que luchar por los dos... De hecho, Gabriel siempre tuvo a alguien sentado al lado, sus abuelas, sus tías o yo, aunque no lo pudiésemos tocar.

En mi rol de papá, quisiera destacar el apoyo de las matronas y de las auxiliares, quienes estuvieron siempre a mi lado apoyándome y enseñándome los cuidados que debía tener con mi hijo, desde cómo mudarlo a cómo alimentarlo (demoraba 45 minutos en tomar 50 ml de papa y tenía mucho reflujo). Como había hecho todos los cursos que la clínica ofrece a las mamás, cuando le dieron el alta me vine solo con él a la casa, venía experto. Después, cuando llegó Chantal, me tocó a mí enseñarle a ella", comenta hoy entre risas.

¿Qué es la leucemia de células velludas?

Es un tipo de leucemia infrecuente (constituye alrededor de 5% del total de casos de leucemia), causada por la proliferación anormal de linfocitos B, los cuales presentan una apariencia “vellosa” bajo el microscopio. A tanto llega su aumento que impiden la formación de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, ocasionando anemia, leucopenia (aumento de infecciones) y hemorragias o aparición de hematomas. Afecta en mayor medida a los hombres, y la edad promedio de diagnóstico es 55 años. Hay muy pocos casos descritos en embarazadas.

A la vanguardia: Unidad de Cuidados Intensivos

La Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal de Clínica Las Condes nace con la misión de dar una atención integral y de alto nivel al prematuro y al recién nacido con problemas de salud.

Está integrado por un equipo multidisciplinario del Servicio de Neonatología, quienes entregan una atención especializada y un equipamiento que cuenta con cunas de procedimientos, calor radiante, incubadoras, distintos tipos de ventilación mecánica, salas de aislamiento y una central de control y vigilancia de recién nacidos en estado crítico.

Por otra parte, el Centro de Pacientes Críticos y la Unidad de Tratamiento Intensivo Adultos, está equipada con tecnología de vanguardia para el monitoreo y tratamiento de pacientes de alta complejidad durante las 24 horas del día.

Este servicio se caracteriza por el análisis clínico diario de cada paciente a través de un comando estratégico (CARE) y por un completo equipo multidisciplinario especializado en cuidados críticos.

Los resultados clínicos y la experiencia de los profesionales lo han transformado en un centro de referencia nacional en patologías complejas como shock, sepsis y falla respiratoria.

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