Lácteos y salud: Tómese la leche

Sin distinción de edad. Desde recién nacidos a adultos mayores. Los especialistas insisten en que la leche es un ingrediente importante en la alimentación diaria de todos.

Los especialistas insisten en que la leche es un ingrediente importante en la alimentación diaria de todos sin importar edad, aunque en algunos casos sea necesario adaptarla a ciertas condiciones propias de salud.

 

Es cierto. Los seres humanos somos los únicos mamíferos que continuamos tomando leche a lo largo de nuestra vida. Y una leche que, después del período de amamantamiento, ni siquiera pertenece a nuestra misma especie. Sin embargo, los lácteos tienen bien asegurado su lugar en la mayor parte de las recomendaciones nutricionales a nivel mundial, y un lugar que los sitúa en el mismo grado de importancia que otros alimentos como frutas, verduras y carnes en general.

 

Pero ¿es realmente necesario consumirla?, ¿por qué hay ciertos sectores que, incluso, se atreven a aventurar que muchas de las enfermedades que padecemos hoy en día se deben, entre otras cosas, al hecho de que los lácteos abunden en nuestra dieta?

 

“Los seres humanos debemos mantener una ingesta adecuada de lácteos durante toda la vida, ya que la leche posee calcio, un mineral fundamental para la formación y mantención de huesos y dientes sanos y firmes. De hecho, con el consumo de calcio adecuado es posible prevenir la osteoporosis en la edad adulta, responsable de fracturas dolorosas y recurrentes en la población de mayor edad. Eso de que la leche sería perjudicial para nuestra salud es un mito y no tiene fundamentos de peso”, explica Giselle Muñoz, nutricionista de Clínica Las Condes.

“Se trata de un producto que tiene proteínas de alto valor biológico, por lo que su absorción es muy efectiva y necesaria para nuestro organismo”, agrega.

 

Intolerancia versus alergia

 

Parte de la mala fama que se han ganado los lácteos, tiene que ver con dos trastornos específicos: la intolerancia a la lactosa y la alergia a la proteína de la leche.

Cabe señalar que la lactosa es el principal azúcar de la leche de todos los mamíferos, y quienes tienen problema para asimilarla presentan síntomas como distensión abdominal, dolor y malestar al momento de consumir leche, lo cual puede ser confirmado con exámenes médicos.

“La intolerancia a la lactosa es la incapacidad para digerir cantidades significativas de esta azúcar de la leche. Esta mala absorción es debida a la deficiencia de lactasa, una enzima intestinal, que al no estar en suficiente cantidad, lleva a que la lactosa pase sin ser absorbida al intestino grueso o colon, ocasionando molestias gastrointestinales”, agrega Giselle Muñoz.

En todo caso, existen varios alimentos en el mercado que poseen lactosa en forma oculta, de modo que no sólo los productos lácteos la contienen. Por ello, cuando una persona es diagnosticada con este trastorno, debe revisar bien las etiquetas, de manera de elegir los productos que no tengan leche dentro de sus ingredientes, ni menos lactosa.

Ahora bien, y dada la importancia que tiene el calcio, cuando no es posible consumir productos lácteos es necesario evaluar la forma de seguir incorporando este mineral a la dieta, sin agregar lactosa.

“Existen varios alimentos que contienen calcio y no lactosa, como el brócoli, la naranja, porotos, algunos pescados como las sardinas y leche de soya. También el yogurt, que naturalmente es reducido en lactosa, y la cada vez mayor gama de productos lácteos adecuados para estos pacientes”, explica la nutricionista.

 

¿Y la alergia a la proteína de la leche? A diferencia de la intolerancia, que por lo general se da después de los dos años de vida, la alergia a la proteína de la leche es un trastorno distinto, que se da en niños habitualmente menores de 1 año, muchos de los cuales se mejoran a medida que van creciendo. “Por ser una alergia, el tratamiento de esta patología es más radical, ya que cuando el niño se alimenta de leche materna, la dieta de la madre no debe contener leche de vaca; y si el niño toma fórmula láctea, debe consumirla en base a proteína de soya, con el objetivo de entregar un adecuado aporte nutricional y sin complicaciones. De todos modos, en estos casos es muy importante tener un control por pediatra y nutricionista para evaluar el adecuado crecimiento”.

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